El primer laboratorio científico de la historia

Predicción de sismos



¿Pueden predecirse los terremotos? Dado lo destructores y mortíferos que han sido a lo largo de la historia, con seguridad todos estamos de acuerdo en que sería altamente deseable contar con medios para predecirlos con días de anticipación, con el fin de tomar las medidas pertinentes para protegernos de sus efectos. Desgraciadamente, los especialistas no han logrado todavía desentrañar con claridad las señales físicas que preceden a un terremoto y que les permitirían predecirlo. La predicción acertada de sismos tendrá entonces que esperar por algún tiempo difícil de precisar.

Hasta la fecha solamente ha habido un caso de predicción correcta de un terremoto: el que golpeó a la ciudad de Haicheng en el noreste de China en febrero de 1975. Este terremoto, que tuvo una magnitud de 7.3 grados en la escala de Richter, fue precedido por una serie de temblores de pequeña magnitud que, aunados a la historia sísmica de la región, indujeron a las autoridades chinas a ordenar la evacuación de la ciudad de Haicheng un día antes de la ocurrencia del sismo. Esta decisión salvó numerosas vidas en dicha ciudad, que a la sazón rondaba el millón de habitantes.

Expertos fuera de China, sin embargo, consideran que la predicción del sismo de Haicheng no fue llevada a cabo con suficiente rigor científico y dudan de su validez. De acuerdo con estas opiniones, la predicción correcta del sismo fue sólo producto de la casualidad, lo que es consistente con el hecho que constituye un caso único que no se ha vuelto a repetir.

Para predecir un sismo de gran magnitud de manera efectiva, los especialistas tienen que identificar señales o precursores de algún tipo que anuncien su ocurrencia con la suficiente anticipación. Estas señales podrían consistir en un cambio en la actividad sismológica de baja intensidad –como ocurrió en Haicheng–, en un cambio en la elevación o inclinación del suelo, o bien en un cambio de algún o algunos de los parámetros físicos del terreno. Como precursores de un sismo se han considerado incluso cambios en el comportamiento de los animales.

De acuerdo con algunos investigadores, previo a la ocurrencia de un movimiento de tierra se han observado pulsos magnéticos que podrían usarse como señales de su inminencia. La magnitud de estos pulsos es alrededor de un milésimo del campo magnético en la superficie de la Tierra. No está claro, sin embargo, cual es el origen de dichos pulsos y si realmente están asociados al sismo o tienen otro origen. Un artículo escrito por un grupo de investigadores en California y Perú, encabezados por John Scoville de San Jose State University, intenta clarificar este punto. El artículo está todavía en etapa de revisión para su publicación y ha sido colocado en el servidor de pre-impresos arXiv de Cornell University.

De acuerdo con Scoville y colaboradores, los pulsos magnéticos previos a un sismo son debidos a corrientes eléctricas generadas en las rocas situadas por debajo de la superficie de la tierra. Las corrientes eléctricas son a su vez debidas a los enormes esfuerzos a las que son sujetas las rocas en la medida en que se están creando las condiciones para iniciar el sismo. La detección de dichos pulsos en un determinado momento constituiría de este modo una indicación de la inminencia de un terremoto. Podría, además, determinarse el epicentro del mismo determinado la dirección en que se generan los pulsos magnéticos vistos desde dos localizaciones.

Scoville y colaboradores comprobaron lo anterior llevando a cabo mediciones a lo largo de varios días de los pulsos magnéticos generados antes de la ocurrencia de un sismo cerca de Lima, Perú. Para esto emplearon dos medidores separados por una distancia de 25 kilómetros con el fin de determinar el epicentro del futuro sismo. Éste ocurrió dos semanas después de las mediciones en el sitio predicho.

Hay quien duda, sin embargo, de los resultados del artículo en cuestión, e incluso considera la posibilidad de que los pulsos magnéticos medidos hayan tenido un origen diferente al de los procesos sísmicos.

Al margen de lo anterior, no obstante, confiemos que en un futuro –que ojalá no sea muy lejano–, ya sea mediante la detección de pulsos magnéticos o de cualquier otro precursor, podremos librarnos de la amenaza de los terremotos. Esperemos que en algunas pocas décadas, por poner un ejemplo, en los noticieros matutinos trasmitidos en las áreas de mayor riesgo sísmico se incluya, junto a los pronósticos del tiempo, el pronóstico de los movimientos de tierra. Algo así como: “Para el día de hoy se esperan lluvias moderadas y un máximo de temperatura de 20 grados centígrados, por lo que se recomienda llevar paraguas al salir. Se espera también un sismo de 4 grados Richter que no representará mayor peligro.”

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