Hogar, dulce hogar

Un descubrimiento peculiar



¿Quién fue el descubridor de América? De acuerdo con la versión más extendida, fue Cristobal Colón, quién, como sabemos, después de un viaje trasatlántico de varias semanas desde las Islas Canarias arribó el 12 de octubre de 1492 a isla de San Salvador en las Bahamas. Hay quien afirma, sin embargo, que el descubridor de América es el vikingo Leif Eriksson, quién, en el año 1,000 de nuestra era, navegando por el Atlántico norte llegó hasta la isla de Terranova estableciendo ahí una colonia, aunque ésta no fue permanente. Otros afirman que los verdaderos descubridores de América fueron sus primeros pobladores, siberianos que cruzaron desde Asia hacia el contienen americano a través de Beringia hace más de diez mil años.

Según el color del cristal con que se mira, cualquiera de los puntos de vista anteriores podría ser correcto. Si, por ejemplo, demandamos que el descubridor del continente americano sea una persona concreta, entonces los siberianos anónimos quedan descartados. Si, además, atendemos al aspecto cronológico, tendremos que inclinarnos por Leif Eriksson. Si, por otro lado, pasamos por alto la cronología y nos enfocamos en los efectos a largo plazo que resultaron del descubrimiento en cuestión, entonces el descubridor de América es Cristobal Colón.

Cristobal Colón, no obstante, subestimó el tamaño de la Tierra y en un inicio no fue consciente de que había arribado a un nuevo continente, si bien en viajes posteriores habría llegado a esta conclusión. Como quiera que sea, al nuevo continente no se le nombró en honor a Colón –sino en honor a Américo Vespucio– lo que significa que sus contemporáneos no lo consideraron como su descubridor.

El puesto de honor en el descubrimiento del Nuevo Mundo está entonces disputado y en este contexto es interesante comentar el artículo de divulgación aparecido esta semana en la revista “Science”, en el que se añade un nuevo candidato a la lista de aspirantes al título de descubridor de nuestro continente. El nuevo candidato es Abu Rayhan al Biruni, quien fue un intelectual persa que vivió en el siglo X en Asia Central, al sur de Mar de Aral en lo que hoy en Uzbekistan. Al Biruni fue un genio universal que se especializó en matemáticas, física, astronomía, filosofía e historia, y es considerado uno de los mayores intelectuales de la edad de oro islámica.

Una de las aportaciones de al Biruni fue la medición de la circunferencia de la Tierra. Para esto, desde lo alto de una montaña de altura conocida –medida por él con anterioridad empleando métodos de trigonometría– midió el ángulo al que se encontraba el horizonte y de ahí pudo deducir la curvatura de la Tierra y en consecuencia su circunferencia. El valor que obtuvo está asombrosamente cerca del valor aceptado en la actualidad.

Al Biruni sabia de la existencia de tres continentes, Asia, Europa y África, pero no tenía noticia alguna, por supuesto, del continente americano. No obstante, ya que sabía cuál era la circunferencia de la Tierra y la extensión de las tierras conocidas, pudo estimar que éstas ocupaban solamente dos quintas partes del total de la superficie terrestre. A partir de aquí, dedujo que no había razón para que las tres quintas partes inexploradas de la superficie de la Tierra fueran diferentes de las dos quintas partes conocidas, puesto que ambas fueron moldeadas por las mismas fuerzas. En consecuencia, las primeras debían contener tierras desconocidas hasta entonces.

Esto ha llevado a S. Frederick Starr de la Universidad Johns Hopkins en Washington, D.C., a considerar a al Biruni como el descubridor de América. Un descubridor y un descubrimiento muy peculiares, pero que antecedieron a Cristobal Colón por cinco siglos.

El descubrimiento de al Biruni es, ciertamente, de naturaleza muy diferente al de Colón y esto ha llevado a algunos a criticar las conclusiones de Starr. El artículo de “Science” anteriormente referido, por ejemplo, cita a Nathan Sidoli de la Universidad Waseda, Tokio, Japón, quien afirma, “Nosotros no decimos que Copérnico descubrió que la Tierra se mueve alrededor del Sol simplemente porque él así lo asumió de manera hipotética, así que no veo por qué debamos decir que al Biruni descubrió el continente americano”.

Al margen de la controversia, resulta sorprendente la sofisticación intelectual que se dio en Asia Central hace un milenio y al respecto Starr hace notar que en esa época, “Los chinos se sorprendían que niños de ocho años estuvieran aprendiendo matemáticas en Samarcanda”. En particular, en asombroso el tipo de razonamientos empleados por al Biruni para inferir –correctamente– la existencia de un continente o continentes desconocidos. Esto contrasta con el oscurantismo intelectual de la Europa de la época, que no fue superado sino hasta siglos después.

Habría que admitir, no obstante, que entre la gente común y corriente posiblemente pocos considerarían natural cambiar a Cristobal Colon por Abu Rayhan al Biruni como descubridor de América, lo mismo que al 12 de octubre por otra fecha. Fecha que, por otro lado, sería difícil de determinar.

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