Hogar, dulce hogar

Cuestión de puntería



El pasado martes 23 de septiembre la India logró poner en órbita alrededor del planeta Marte un satélite artificial –bautizado como Mangalyaan–, algo que solamente los Estados Unidos, la antigua Unión Soviética y la Agencia Espacial Europea habían conseguido realizar. Otros dos países asiáticos, Japón y China, intentaron sin éxito realizar misiones a Marte –Japón en 2003 y China en 2011–, lo que añade notoriedad al logro de la India y pone a este país por delante de sus competidores asiáticos.

Conseguir que una sonda lanzada desde la Tierra se inserte en una órbita alrededor de un planeta distante en promedio 225 millones de kilómetros –en una especie de tiro al blanco cósmico– no parece ser una tarea sencilla, aun para los ingenieros espaciales más capacitados. Y efectivamente no lo es, como lo prueba el hecho que la mitad de las misiones a Marte de una u otra manera hayan terminado en fracaso.

En los inicios de la exploración de Marte las misiones fallidas fueron frecuentes. Así, los Estados Unidos lograron en 1965 hacer que una nave, el Mariner 4, sobrevolara Marte –a una altura de 10,000 kilómetros– sólo hasta su segundo intento. Por su parte, la Unión Soviética fracaso, en mayor o menor medida, en los ocho intentos que hizo para acercarse a Marte en la década de los años sesenta.

El Mariner 9 de la NASA fue la primera sonda que se logró poner en órbita alrededor de Marte. Esto ocurrió el 13 noviembre de 1971. La agencia espacial estadounidense tuvo éxito hasta su segundo intento, después de acumular una experiencia de cinco misiones de acercamiento a Marte, algunas exitosas y otras fallidas. Dos semanas después del logro estadounidense, la Unión Soviética hizo lo propio y colocó a la sonda Mars 2 en órbita marciana. Para esto tuvo que acumular la experiencia de 9 misiones a Marte, todas fallidas.

La India, en cambio, tuvo éxito con el Mangalyaan al primer intento. Y, por si algo faltara, la misión tuvo un costo de sólo 74 millones de dólares, que si bien es una cantidad de dinero nada despreciable, es apenas una fracción de lo que han costado otras misiones de acercamiento a Marte. La sonda norteamericana MAVEN, por ejemplo, que entró en órbita marciana casi simultáneamente con Mangalyaan, tuvo un costo de 671 millones de dólares; esto es, casi diez veces más alto que el de la sonda hindú. De la misma manera, la sonda europea Mars Express, que ha estado orbitando a Marte desde diciembre del 2003, tuvo un costo unas cinco veces superior al de Mangalyaan.

Se ha señalado también de manera irónica que la misión Mangalyaan tuvo un costo menor al de la película “Gravity”, que contó con un presupuesto de 100 millones de dólares.

¿Cómo hicieron los indios para llevar a cabo una misión de tanta complejidad con un presupuesto tan bajo? Según Kopillil Radhakrishnan, director de la agencia espacial india en entrevista a la revista Forbes, varios factores contribuyeron a que esto se diera. Uno de ellos es lo que llama una “acercamiento modular”, mediante el cual los indios desarrollaron la tecnología necesaria para la misión adaptando y mejorando tecnologías existentes. En el caso del motor del cohete de lanzamiento, por ejemplo, a partir de tecnología francesa que adquirieron en los años setentas. El mismo acercamiento modular fue empleando para el desarrollo de los instrumentos científicos a bordo de la sonda.

Otra estrategia para reducir costos fue la de limitar pruebas en tierra, extrayendo el máximo de cada una de las llevadas a cabo. Igualmente, desarrollaron estrategias para reducir el consumo de combustible necesario para llevar la sonda desde la órbita terrestre hasta la órbita marciana.

Señala también que la calendarización y ejecución de actividades se llevó a un extremo y que desde el anuncio de la misión por el Primer ministro indio y el inicio de la misma solamente transcurrieron 15 meses. Y en este punto menciona que mientras que en algunas partes de Europa, incluso los científicos espaciales trabajan semanas de 35 horas, para ellos eran comunes los días de 18 horas de actividad, además de que durante de periodo de lanzamiento muchos de sus científicos trabajaron 20 horas diarias.

A pesar de su relativo bajo costo y espectacularidad, la misión india a Marte ha provocado críticas en el sentido que habría sido preferible que la India hubiera invertido los 74 millones de dólares que costó Mangalyaan en paliar los enormes problemas de pobreza que padece el país. Una editorial del periódico “The New Indian Express”, sin embargo, está en desacuerdo y afirma que “La construcción y lanzamiento de satélites es un negocio multimillonario el cual ha sido monopolizado hasta ahora por algunas naciones occidentales. La India ha demostrado su capacidad para construir satélites bajo demanda lo mismo que para ponerlos en el espacio a la altura requerida….La India es capaz de proporcionar estos servicios a una fracción de lo que costaría hacerlo en otros lados. El éxito del Mangalyaan ayudará a la India a obtener una mayor porción del negocio de construir y lanzar satélites al espacio”.

El éxito de la sonda Mangalyaan muestra como la organización, el ingenio y la dedicación al trabajo, como sustitutos de cantidades masivas de dinero, pueden resolver problemas tecnológicos complejos. Muestra también que, de proponérselo, la India es un tirador de gran puntería que donde pone el ojo pone la bala.

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