El primer laboratorio científico de la historia

En todos lados se cuecen habas



El pasado día 11 de septiembre, la NASA anunció que el explorador Curiosity había finalmente alcanzado la base de la montaña marciana Aeolis Mons, de cinco kilómetros de altitud, después de un recorrido que le tomó dos años. Como recordamos, el explorador Curiosity –con un tamaño comparable al de un automóvil compacto y un peso cercano a una tonelada– arribó al cráter Gale en Marte el 6 de agosto de 2012 mediante una espectacular maniobra que lo posó suavemente sobre la superficie del planeta. Curiosity tenía como una primera meta llegar hasta la montaña Aeolis Mons, distante unos 6 kilómetros de su punto de aterrizaje.

El explorador lleva a bordo un conjunto de sofisticados instrumentos para el estudio científico de Marte, incluyendo cámaras fotográficas, equipos para análisis químicos, detectores de radiación y una estación meteorológica. Está igualmente equipado con un taladro para perforar rocas y extraer muestras con el fin de determinar su composición química. Entre sus objetivos declarados se encuentra el de averiguar si alguna vez existieron en Marte las condiciones necesarias para albergar vida.

Con el arribo a la montaña Aeolis Mons, el explorador Curiosity completó la fase primaria de su misión que, entre otros resultados, arroja que en algún momento de su historia geológica en Marte existieron condiciones para la existencia de vida. En estos momentos, Curiosity se apresta a iniciar la segunda etapa de su misión en la que ascenderá 8 kilómetros por las laderas de la montaña, con el fin de escudriñar el pasado geológico del planeta y localizar hábitats en los que pudieran preservarse compuestos orgánicos.

John P. Grotzinger, quien es el investigador principal del proyecto Curiosity, destaca los logros científicos que se han alcanzado en la primera etapa de la misión y se muestra entusiasmado con los resultados que espera se obtendrán en la segunda etapa. Un panel de expertos contratados por la NASA, encabezados por Clive Neal de la Universidad de Notre Dame en Indiana, Estados Unidos, sin embargo, no comparte este entusiasmo. No lo comparte ni con respecto a los logros científicos alcanzados, ni con relación a los estudios planteados en la etapa de continuación de la misión.

El panel de expertos tuvo la encomienda de evaluar la extensión de un grupo de siete proyectos de la NASA que incluye, además de Curiosity, a la sonda Cassini, en órbita alrededor del planeta Saturno desde hace diez años, y al explorador Opportunity, que ha estado explorando la superficie de Marte desde su arribo a la misma en enero de 2004.

Si bien el panel calificó a la misión Curiosity como “Muy buena/Buena”, esta calificación resulta engañosa si la comparamos con las calificaciones de “Excelente” y ”Excelente/Muy bueno” otorgadas a Cassini y a Opportunity, de manera respectiva. De hecho, en calificación Curiosity solo superó al proyecto Mars Express de la Agencia Espacial Europea, en el que la NASA tiene una participación asociada.

De acuerdo con el panel revisor, la actividad científica realizada por el Curiosity desde su arribo a la superficie marciana no ha sido lo intensa que pudiera haberse esperado. En particular, hace notar que en los dos años de operación desde su aterrizaje en Marte el Curiosity solamente ha realizado cinco perforaciones del suelo marciano y que en los próximos dos años sólo se plantea llevar a cabo ocho más. Así, los operadores del explorador estarían más preocupados en desplazar al Curiosity sobre el suelo de Marte que en la ciencia que pueda aportar. El panel encuentra, asimismo, que no es claro si los objetivos de la misión en su primera etapa has sido cumplidos y que incluso no es claro cuales fueron estos objetivos. De manera similar, el panel afirma que los objetivos fijados para la segunda etapa son imprecisos.

Para hacer las cosas peores, Grotzinger, a pesar de ser el investigador principal de la misión, no asistió a las sesiones del panel para contestar preguntas y aclarar dudas. En estas circunstancias, en carta oficial dirigida a James Green, Director de la División de Ciencia Planetaria de la NASA, Clive Neal escribe que la inasistencia de Grotzinger “dejó al panel con la impresión de que el equipo del Curiosity siente que ellos son demasiado grandes para fracasar y que era suficiente enviar a cualquier persona a las reuniones”.

Como conclusión, el panel urge a la NASA a realizar las adecuaciones necesarias para que “el equipo del Curiosity se enfoque en maximizar la realización de ciencia de alta calidad que justifique la capacidad y la inversión de capital llevada a cabo en el explorador”.

Asumiendo que a los miembros del panel de expertos les asiste la razón, no deja de sorprender que un proyecto en el que se invirtieron 2,500 millones de dólares –y que se inició con los mejores augurios– pueda ser motivo de cuestionamientos tan severos como los que enfrenta Curiosity. Y, sin embargo, a pesar de los duros calificativos que aplicó, el panel de expertos aprobó un presupuesto de 60 millones de dólares para la extensión de la misión por dos años más.

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