Hogar, dulce hogar

El valor simbólico de las cosas



En las últimas semanas la casa Christie´s ha llevado a cabo dos subastas públicas de objetos que, de una u otra manera, están relacionados con la ciencia. Por un lado, Christie´s subastó en noviembre pasado un fragmento de 27.9 gramos del meteorito “Black beauty”. Este meteorito fue expulsado del planeta Marte por el impacto de un asteroide y llegó a la Tierra después de viajar por cinco millones de años a través del espacio interplanetario. Fue encontrado hace algunos años en el Desierto del Sahara por un nómada buscador de meteoritos. “Black beauty” alcanzó en la subasta un precio de $ 81,250 dólares, pagados por un coleccionista privado. Es decir, casi tres mil dólares por gramo.

En días pasados, Christie´s subastó también la medalla Nobel de James Watson: Watson recibió en 1962 el premio Nobel de Fisiología o Medicina, conjuntamente con Francis Crick y Maurice Wilikins, por el descubrimiento de la estructura molecular del ADN. Este descubrimiento constituye uno de los avance científicos más trascendentes de todos los tiempos y ha establecido las bases moleculares de la genética y las leyes de la herencia. Y con esto la promesa, entre muchas otras, de que el conocimiento del DNA de cada persona pueda llevar al desarrollo de terapias individualizadas para la cura de enfermedades.

En 1968 Watson se convirtió en director del “Cold Spring Harbor Laboratory” (CSHL), una institución privada de investigación localizada en Staten Island en el Estado de Nueva York, que lleva a cabo investigaciones sobre cáncer, neurociencias y biología de plantas, entre otras áreas relacionadas con la genética. A partir de 1994 Watson actuó como presidente de esta institución y posteriormente como canciller. En 2007, a los 79 años de edad, fue relevado de sus responsabilidades administrativas en el CSHL, aunque continuó ligado a la institución como canciller emérito.

El relevo de Watson de su puesto como canciller fue motivado por declaraciones suyas hechas durante una entrevista que concedió en octubre de 2007 al diario británico “The Sunday Times”, en las que afirmó que los negros son menos inteligentes que los blancos. De manera específica, comentó que “estaba pesimista acerca de las perspectivas de África”, debido a que “todas nuestras políticas sociales están basadas en la suposición de que su inteligencia es las misma que la nuestra, mientras que todas las pruebas nos dicen que no es así”.

Así mismo, expresó que “no hay una razón sólida para anticipar que la capacidad intelectual de grupos de personas separadas geográficamente en su evolución hayan evolucionado de manera idéntica” y que “Nuestro deseo de que iguales poderes de razonamiento sean una herencia universal de la humanidad no es suficiente para que esto sea una realidad”.

De acuerdo a la entrevista, Watson tenía la esperanza de que todo mundo fuera igual, pero “aquellos que tienen que lidiar con empleados negros saben que esto no es cierto”.

Estas declaraciones, en un tema tan políticamente explosivo en los Estados Unidos y viniendo de alguien con la prominencia científica de Watson, fueron, por supuesto, de gran impacto y levantaron polvareda. En estas condiciones, fue que la dirección del CSHL se deslindó de Watson y le retiró de sus funciones administrativas en la institución.

En vista de la reacción que provocó, Watson hizo declaraciones posteriores en las que trato de suavizar su posición y afirmó que “A todos aquellos que han inferido de mis palabras que África como continente es genéticamente inferior, sólo puedo expresar mis disculpas sin reservas. Eso no fue lo que quise decir. De manera más importante, desde mi punto de vista no hay bases científicas para esta creencia”. A pesar de estas declaraciones, no obstante, también expresó que él no “es un racista en el sentido convencional”.

Posiblemente en correspondencia con la fama que ha adquirido con sus declaraciones controvertidas –en otra ocasión defendió el potencial derecho que tendría una embarazada a interrumpir el parto si una prueba genética demostrara que su hijo por nacer era homosexual–, el precio que la medalla Nobel de Watson adquirió un alto precio en la subasta y fue vendida a un coleccionista anónimo en casi cinco millones de dólares. En la misma subasta Watson vendió el borrador del discurso que pronunció al aceptar el premio Nobel y el manuscrito de su conferencia Nobel. Por ambos obtuvo más de medio millón de dólares.

El precio que alcanzó la medalla de Watson es considerablemente más alto que los 2.3 millones de dólares que obtuvo la medalla Nobel de Francis Crick cuando fue subastada en 2013. Crick, quien murió en 2004, quien tenía un perfil público más moderado que el de Watson.

Antes de 1980 las medallas Nobel se fabricaban en oro de 23 kilates y tenían un peso de 198 gramos. Por el oro que contiene, la medalla de Watson vendida en la subasta de Christie´s tiene entonces en la actualidad un precio que ronda los $10,000 dólares. Por lo que vemos, sin embargo, su valor simbólico –al que responden los coleccionistas– es considerablemente mayor. Sobre todo si, aparentemente, la medalla va acompañada de escándalos públicos,

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