El primer laboratorio científico de la historia

Males de nuestro tiempo



Uno de los problemas que aqueja al mundo en la actualidad es el de la contaminación atmosférica por la quema de combustibles fósiles. Al día respiramos decenas de miles de veces y en cada inspiración-espiración entra y sale de nuestros pulmones aproximadamente medio litro de aire. Con miles o decenas de miles de litros de aire circulando diariamente por nuestro cuerpo, los contaminantes químicos y las partículas suspendidas en la atmósfera son, ni quien lo dude, de primera importancia para nuestra salud.

La contaminación atmosférica no es sólo relevante para los seres y también es un factor que determina la “salud” de algunos objetos inanimados. Este es el caso de uno de los monumentos más famosos del mundo, el Taj Mahal, localizado en la ciudad de Arga en el norte de la India, que está sufriendo por la contaminación del aire a su alrededor.

Como sabemos, el Taj Mahal es un complejo de edificios y jardines construidos en el siglo XVII durante el Imperio mogol. Por su arquitectura, el Taj Mahal reviste una gran importancia, a tal grado que es reconocido por la UNESCO como Patrimonio de la humanidad. El edificio principal –y más identificable– del complejo es un mausoleo de mármol blanco con una cúpula acebollada de 35 metros de altura. En ese mausoleo se encuentran tanto los restos del emperador mogol Sha Jahan como los de su esposa favorita, en honor de la cual el emperador ordenó la construcción del monumento.

Se tuvo la primera indicación de que había problemas con el Taj Mahal en la década de los años setenta cuando se observó que el mármol blanco del complejo había adquirido un color parduzco. El color original pudo ser restaurado mediante un tratamiento –equivalente a la aplicación de una mascarilla facial– en el cual la superficie del mármol es recubierta con una capa de barro que es removida una vez seca y finalmente lavada con agua. Para mantener el color original, sin embargo, es necesario aplicar este tratamiento de manera periódica con intervalos de algunos años

El cambio de color del mármol del monumento se atribuyó desde un inicio a la contaminación del aire en las inmediaciones de monumento, y en intento de resolver el problema se restringió la circulación de vehículos dentro de un perímetro de un kilómetro alrededor del Taj Mahal. Se limitaron, así mismo, las emisiones contaminantes industriales en la ciudad de Agra. No se tuvo éxito, sin embargo.

Para esto último es necesario primeramente encontrar la causa específica del problema. Si bien no han faltado hipótesis sobre la identidad de dichas causas –la reacción química de la superficie del mármol con el dióxido de azufre en el aire, por ejemplo– solo hasta fechas recientes fue que se llevó a cabo un estudio sistemático para determinarlas con precisión. Este estudio fue realizado por un grupo de investigadores de universidades en los Estados Unidos y en la India, encabezados por Michael Bergin del Instituto de Tecnología de Georgia. El estudio fue publicado en línea la semana pasada en la revista “Enviromental Science and Technology” y en el mismo se asegura haber finalmente descubierto la causa del cambio de coloración del Taj Mahal.

Bergin y colaboradores basan sus conclusiones en un estudio en el que, a lo largo de varios meses, recolectaron muestras de aire en los alrededores del Taj Mahal y las analizaron para determinar los contaminantes que contenían. Encontraron que el aire en Agra tiene en suspensión partículas de carbón y polvo. El carbón podría provenir de varias fuentes que incluyen la quema de combustibles, la fabricación de ladrillo y los vehículos automotores, entre otras. El polvo podría ser causado por actividades agrícolas o por el tráfico vehicular.

Para complementar el estudio anterior los investigadores colocaron muestras de mármol blanco en lugares cercanos a la cúpula del mausoleo y las expusieron al aire por un periodo de dos meses. Esto, con el objeto de determinar qué clase de partículas se adhirieran a la superficie de las muestras, que resultaron ser, igualmente, carbón y polvo.

Con estos resultados Bergin y colaboradores tenían fuertes indicios de que las partículas de carbón y polvo eran los culpables que buscaban. Para probarlo, no obstante, había que encontrar el mecanismo físico por medio del cual ocurría el cambio de color.

Con este propósito notaron que ciertas partículas de carbón y de polvo reflejan más eficientemente la luz roja que la luz azul. Como sabemos, la luz del sol está compuesta de todos los colores y si de alguna manera le suprimimos el color azul la tonalidad de la luz cambia. Así, las partículas de carbón adheridas a la superficie del mármol, al reflejar más el rojo que el azul, cambian la tonalidad de la luz del sol reflejada por el mármol del Taj Mahal que adquiere una tonalidad parduzca.

Con esta información, habría que determinar la procedencia de las partículas de carbón y polvo suspendidas en el aire de Agra y buscar suprimirlas en su origen –de ser tal cosa posible–. Con esto se protegería una obra de arquitectura que es patrimonio de la humanidad. Y de paso se protegería a los habitantes de Agra, pues si la contaminación del aire ahí es capaz de dañar a un edificio de piedra, nada bueno podríamos esperar para los humanos.

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