El primer laboratorio científico de la historia

El año más cálido de la historia



En septiembre de 1991, una pareja de turistas alemanes descubrió de manera circunstancial en la región de los Alpes, en la frontera entre Austria e Italia, un cadáver humano semienterrado en hielo. Pensaron inicialmente que pertenecía a una persona fallecida recientemente. Lejos de esto y como después supimos, los restos humanos correspondían a los de un europeo de la Edad del Cobre, fallecido hace más de 5,000 años, que ha llegado a ser conocido como Otzi o el “Hombre del hielo”.

El cadáver de Otzi pudo ser conservado en buen estado debido a que después de su fallecimiento fue rápidamente cubierto de nieve. Así, enterrado en hielo, pudo conservarse en buen estado por miles de años hasta que, por la reciente pérdida de hielo alpino debido al calentamiento global, re-emergió a la superficie.

La fusión de los hielos por el calentamiento global está descubriendo objetos del pasado lejano y en este sentido Otzi no es caso único. En el sitio de noticias científicas “Science Nordic”, por ejemplo, esta semana se publicó un artículo acerca del descubrimiento de 400 objetos de gran antigüedad en el condado de Opland, en la zona montañosa del sur de Noruega. Dichos objetos estuvieron enterrados en hielo por largo tiempo y emergieron a la superficie por la fusión de los hielos del glaciar Lendbreen. Entre los objetos encontrados se incluyen bastones para escalar y un cráneo de caballo del tiempo de los vikingos, lo mismo que un mango de flecha de la Edad de Piedra.

La disminución de volumen de hielo en los glaciares, que está llevando a la superficie objetos enterrados por miles de años, no es sino una de las múltiples manifestaciones del calentamiento que está experimentando la superficie de nuestro planeta; manifestaciones que incluyen, entre otras, la disminución del volumen del hielo ártico y el incremento en el nivel de los océanos. Hay que señalar que desde 1880 la temperatura del planeta se ha elevado por casi un grado centígrado.

Concurrentemente con el calentamiento global, la concentración de gases de invernadero en la atmósfera se ha incrementado por la quema de combustibles fósiles y por la destrucción de las superficies boscosas del planeta, y es a este incremento que los expertos atribuyen la elevación de la temperatura de la superficie de la Tierra.

Si bien una mayoría de expertos apoyan esta tesis, hay quién la pone en duda. Entre otros argumentos, los escépticos del cambio climático señalan que, si bien en la segunda mitad del siglo XX la temperatura del planeta se elevó con los años de manera sostenida, a lo largo de los últimos quince años la tasa de incremento de esta temperatura se ha moderado e incluso detenido. De este modo, puesto que la concentración de gases de invernadero en la atmósfera sí ha seguido aumentando, no sería esta concentración la causa del calentamiento global que más bien obedecería a causas naturales.

Un hecho que no apoya los argumentos de los escépticos del cambio climático es que, de acuerdo a mediciones llevadas a cabo tanto por la NASA como por la “National Oceanic and Atmospheric Adminstration” de los Estados Unidos, 2014 ha sido, en promedio, el año más caliente desde 1880, año a partir del cual se cuenta con estadísticas globales de la temperatura de la superficie terrestre. De manera específica, 2014 fue 0.7 grados centígrados más caliente que el promedio observado en los años 1951-1980. Hay que notar, además, que 2014 no fue afectado por el fenómeno de El Niño que, de manera oscilatoria, provoca incrementos en la temperatura promedio de la superficie de la Tierra.

Como puede observarse en la correspondiente página electrónica de la NASA, el incremento de temperatura no fue el mismo para toda la superficie del planeta y, de hecho, en algunas regiones se observaron temperaturas por abajo del promedio 1951-1980. Así, por ejemplo, los mayores incrementos en temperatura en el pasado mes de diciembre se dieron en Alaska y en la región central de Siberia, mientras que en el Atlántico norte las temperaturas fueron en realidad inferiores al promedio 1951-1980. Las regiones de la superficie del planeta en donde se dio un incremento de temperatura, no obstante, tuvieron una mayor contribución a la temperatura global que aquellas en donde se observaron temperaturas menores al promedio de largo plazo.

Ciertamente, una mayoría de expertos considera que el cambio climático es un fenómeno real que está directamente asociado al incremento de la concentración de gases de invernadero en la atmósfera; esto último debido al consumo de combustibles fósiles en actividades industriales y de transporte, lo mismo que a la tala de árboles. A pesar de esto, dados los intereses que están en juego, no es claro que en un futuro inmediato puedan reducirse la emisión de gases de invernadero a la atmósfera y detener o paliar el calentamiento global.

Si bien lo anterior resultará en beneficio para los arqueólogos que estarán de plácemes descubriendo más y más objetos antiguos en la medida en que desaparezcan los hielos de los glaciares, poco consuelo nos quedará al resto de los mortales –presentes y, sobre todo, futuros.

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