Hogar, dulce hogar

¿Vida en el congelador?



Titán, el satélite mayor de Saturno, comparte algunas características con nuestro planeta. A manera de ejemplo, podemos mencionar que la sonda Cassini, la cual ha estado orbitando a Saturno desde el año 2004, encontró que la superficie de Titán está sembrada de lagos líquidos, algunos de ellos de grandes dimensiones, incluso mayores que las de los Grandes Lagos en la frontera entre los Estados Unidos y Canadá. Es posible también que sobre la superficie de Titán corran ríos –o que hayan corrido en alguna época remota– tal como sucede en la superficie de nuestro planeta. Otra coincidencia más es que Titán, al igual que la Tierra, tiene una atmósfera formada mayoritariamente por nitrógeno.

Es posible, no obstante, que no encontremos muchas más coincidencias entre ambos mundos, Titán y la Tierra, separados por más de mil millones de kilómetros de espacio interplanetario. De hecho, los lagos de Titán no son de agua sino de metano y etano. No podrían ser de agua, pues la temperatura en la superficie de Titán es de menos 180 grados centígrados y a esta temperatura el agua no puede estar sino congelada. El metano, en cambio, se licua a una temperatura de menos 162 grados centígrados y puede existir en Titán en forma líquida.

Ciertamente, Titán es un mundo inhóspito, incompatible con la vida tal como la conocemos. Al mismo tiempo, no obstante, el descubrimiento de los lagos de Titán ha hecho especular a los expertos sobre la posibilidad de que exista en este satélite alguna forma de vida, si bien diferente a la que conocemos. Si fuera el caso, los organismos titanianos de alguna manera tendrían con el metano líquido la misma relación que los organismos terrestres tenemos con el agua.

Un artículo publicado esta semana en la revista en línea “Science Advances” especula en esta dirección empleando sofisticados argumentos. Dicho artículo fue publicado por James Stevenson y Paulette Clansy, de la Escuela de Ingeniería Química y Biomolecular de la Universidad Cornell, en el Estado de Nueva York, y por Jonathan Lunine del Departamento de Astronomía de la misma universidad.

De acuerdo con Stevenson y colaboradores, en Titán podría haber evolucionado una forma de vida particular, adaptada tanto a su atmósfera –casi enteramente compuesta de nitrógeno–como a las extremadamente bajas temperaturas que ahí imperan. Esto, a diferencia de la vida en la Tierra, que está basada en el agua líquida y en temperaturas por arriba de los cero grados centígrados.

Un elemento fundamental para la vida en la Tierra es la membrana que rodea a las células y que aísla a su interior del medio ambiente acuoso. Stevenson y colaboradores consideran que la aparición de esta membrana habría sido un primer paso evolutivo que dio origen a la vida en nuestro planeta. Una circunstancia similar podría haberse dado en Titán, y en este sentido estos investigadores especulan que, sin bien una membrana similar a la de los organismos terrestres se congelaría y no podría funcionar en Titán, existen otras posibilidades viables para una membrana celular adaptada a las condiciones de bajas temperaturas ahí imperantes.

En relación a esto, Stevenson y colaboradores propusieron una membrana basada en el nitrógeno, abundante en la atmósfera de Titán, en lugar del fósforo y el oxígeno que forman parte de las celulares de los organismos en la Tierra. Mediante complicados cálculos matemáticos, demostraron que la membrana propuesta se comportaría en las temperaturas de Titán de manera similar a las de las membranas de los organismos terrestres. Esto indicaría que, no obstante sus inhóspitas condiciones, una exótica forma de vida podría haber florecido en Titán.

Esto, por supuesto, es sólo una especulación, si bien apoyada con argumentos sofisticados. En palabras de Stevenson y colaboradores: “La disponibilidad de moléculas con la habilidad de formar membranas celulares no demuestra por si misma que la vida es posible. Esto, sin embargo, dirige nuestra búsqueda de procesos químicos metabólicos y reproductivos que podrían ser compatibles en condiciones de bajas temperaturas”.

Para saber si hay, o alguna vez hubo vida en Titán posiblemente tengamos que ir hasta allá con las herramientas de búsqueda adecuadas. Dicho de manera más propia, posiblemente tengamos que enviar hasta allá una sonda con las capacidades analíticas que el caso amerita, pues, al menos en el mediano plazo, el que uno de nosotros pueda pisar el suelo de Titán después de viajar más de mil millones de kilómetros se antoja difícil, por no decir imposible.

Esto último, sin embargo, no impide que podamos echar a volar la imaginación y especular sobre exóticas formas de vida en igualmente exóticos mundos remotos. De hecho, como lo afirma Stevenson –quien es estudiante de posgrado en la Universidad Cornell– para llevar a cabo su estudio se inspiró en parte en el escritor de ciencia ficción Isaac Asimov quien, en una novela publicada en 1962, escribió, precisamente, acerca de la vida no basada en el agua.

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