Hogar, dulce hogar

Encuentros cercanos en el espacio profundo



Después de siete meses de hibernación, la sonda Philae de la Agencia Espacial Europea dio señales de vida el pasado fin de semana y con esto se reavivó la confianza en que las metas científicas planteadas para la misión Rosseta, de la cual Philae forma parte, puedan alcanzarse. La misión Rosseta tiene como objetivo estudiar en proximidad cercana a dicho cometa en la medida en que se acerca al Sol y entra en actividad. Con este propósito, la nave espacial Rosseta, con la sonda Philae a bordo, alcanzó al cometa el 6 de agosto del año pasado en un punto entre las órbitas de Marte y Júpiter, acompañándolo desde entonces en su viaje hacia el Sol.

Además de lo anterior, como quizá recordemos, el pasado mes de noviembre Philae se desprendió de la nave Rosseta y enfiló rumbo a la superficie del cometa Churymov-Gerasimenko, con el propósito de permanecer ahí durante toda la misión y obtener, de primera mano, datos del cometa y de su “encendido” en su viaje hacia el Sol. No logró Philae, sin embargo, un descenso controlado y al tocar la superficie del cometa rebotó un par de veces terminando su viaje en una posición inclinada y a la sombra de una ladera. Esto limitó la cantidad de radiación solar que los paneles solares de la sonda podían recibir para recargar sus baterías, forzándola a entrar en un estado de hibernación.

En estas condiciones, sólo quedó a los responsables de la misión Rossetta cruzar los dedos para que más adelante, cuando el cometa estuviera más cerca del Sol, la radiación solar tuviese la suficiente intensidad para recargar las baterías de la sonda y ésta pudiese salir de su estado de hibernación. Afortunadamente, esto fue lo que sucedió el pasado fin de semana, cuando la nave Rossetta pudo establecer comunicación con Philae por espacio de 85 segundos.

¿Con qué propósito se envió una nave espacial para seguir al cometa Churymov-Gerasimenko en su trayectoria hacia el Sol? Con respecto a esto, los científicos consideran que la composición de los cometas refleja la composición de la nebulosa a partir de la cual se formaron el Sol y los planetas hace 4,600 millones de años y, según la Agencia Espacial Europea, el estudio, en proximidad cercana, del Churyumov-Gerasimenko podrá dar información sobre el origen y evolución del sistema solar.

En particular, una de las preguntas que los científicos pretenden resolver con la misión Rossetta es el relativo al origen del agua en la Tierra. Como sabemos, el agua es un elemento de importancia fundamental para nosotros y sin el cual la vida tal como la conocemos no podría haberse desarrollado. Sabemos también que el agua en la Tierra tiene un ciclo mediante el cual primeramente se evapora de lagos y océanos, en seguida se condensa en la atmósfera formando nubes y, finalmente, se precipita en forma de lluvia iniciando nuevamente el ciclo. Todo esto nos lo enseñan en la escuela. Pocas veces, sin embargo, nos preguntamos sobre cómo se originó en primer término el agua en nuestro planeta.

De acuerdo con el sitio de internet de la Agencia Espacial Europea, el agua habría existido como parte de la nebulosa a partir de la cual se formó la Tierra. Las altas temperaturas que en algún tiempo imperaron en la superficie de nuestro planeta, sin embargo, la habrían evaporado y enviado al espacio. De este modo, el agua actual en la Tierra debería haber llegado del exterior por alguna otra vía.

Una hipótesis al respecto es que el agua llegó transportada en los asteroides y cometas que han colisionado con nuestro planeta a través del tiempo. Una manera de comprobar esta hipótesis es comparando la proporción de agua pesada característica del agua terrestre, con la correspondiente proporción del agua de asteroides y cometas. –Hay que recordar que la molécula de agua está formada por dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno y esto es cierto tanto para el agua ordinaria como para el agua pesada; en este último caso, sin embargo, los átomos de hidrógeno que constituyen la molécula de agua son isótopos de hidrógeno más pesados que el hidrógeno ordinario.

De acuerdo con lo anterior, si el agua de lagos y océanos se hubiera originado en cometas como el Churyumov-Gerasimenko, el agua terrestre y el agua de dicho cometa deberían tener una proporción similar de agua pesada. Un primer resultado obtenido por Rossetta después de analizar el agua del cometa Churyumov-Gerasimenko es que su proporción de agua pesada es tres veces superior a la correspondiente proporción del agua en la Tierra. Esto constituye una evidencia en contra del origen cometario del agua terrestre.

En los próximos meses, a medida que el cometa Churyumov-Gerasimenko se aproxime al Sol, alcanzando su punto de máximo acercamiento el próximo 13 de agosto, Rosseta tendrá una visión privilegiada del proceso de “encendido” del cometa Churyumov-Gerasimenko a una distancia de un par de cientos de kilómetros. Con la información que obtengan, los expertos podrán contestar más preguntas acerca de la naturaleza de los cometas.

Al mismo tiempo, tal parece que la sonda Philae podrá seguir el proceso de “encendido” del Churyumov-Gerasimenko todavía más cerca que Rossetta: ni más ni menos que a una distancia de cero kilómetros, desde la misma superficie del cometa. En los próximos dos meses sabremos qué resulta de todo esto, que en primera instancia parecen ser excelentes noticias.

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