El primer laboratorio científico de la historia

Doscientos cincuenta años después



La máquina de vapor, perfeccionada en Escocia por James Watt, fue una pieza clave en el desarrollo de la Revolución Industrial que, como sabemos, nació en Inglaterra hace unos 250 años. Junto a la máquina de Watt, otra pieza fundamental para dicho desarrollo fue el carbón, usado como combustible para su funcionamiento. Con la máquina de Watt y el carbón se inició la era del uso de los combustibles fósiles, mismos que, con el correr de los años, se diversificaron para incluir al petróleo y al gas natural.

La Revolución Industrial ha sido considerada como el acontecimiento más importante para el desarrollo de la civilización después de la invención de la agricultura. Al lado de sus muchos aspectos positivos, sin embargo la Revolución Industrial ha tenido también consecuencias negativas. Una de éstas tiene que ver con el medio ambiente. De manera específica, con la contaminación atmosférica con gases de invernadero resultante de la quema de combustibles fósiles.

La semana que hoy termina fue pródiga en noticias relacionadas con los combustibles fósiles y la contaminación que de una u otra manera producen en el medio ambiente. Por un lado, durante su participación en el “National Clean Energy Summit” en Las Vegas, Nevada, el pasado lunes 24 de agosto, el presidente Barack Obama se manifestó por las energías renovables, en forma particular a la energía solar, como un medio para atacar el problema del calentamiento global.

Manifestó en su intervención el presidente Obama que, “Estamos aquí porque creemos que no hay ningún desafío que presente una amenaza mayor a nuestro futuro que el cambio climático”. Afirmó también que “La energía solar es más barata que la energía convencional que proporcionan las compañías proveedoras de servicios” y que no es tiempo de retirar el apoyo federal a los proyectos de energía renovable.

Si bien hay quienes dudan que el calentamiento global sea un problema real, el caso es que la temperatura promedio del planeta está experimentando una tendencia a la alza –a pesar de la supuesta “pausa” que, según algunos estaría experimentando el clima de la Tierra–. Así, según la National Oceanic and Atmospheric Adminstration (NOAA)) de los Estados Unidos, 2014 fue el año más caliente en promedio desde que se mantienen récords y es posible que 2015 lo supere en este respecto. De la misma manera, también según la NOAA, el pasado mes de julio ha sido el más caliente desde 1880, con una temperatura promedio 0.81 grados centígrados por arriba de la temperatura promedio del mismo mes a lo largo del siglo XX.

La semana que hoy termina nos trajo también noticias relativas a los combustibles fósiles en otra dirección. De manera específica, en la forma de un artículo publicado por especialistas de la “University of Missouri” en los Estados Unidos, encabezados por Susan Nagel, en el que se examinan los potenciales riesgos de salud asociados a la técnica de fractura hidráulica para la extracción de petróleo y gas natural.

La técnica de fractura hidráulica requiere de la inyección al subsuelo de grandes cantidades de agua y sustancias químicas a altas presiones, con el objeto de fracturar la roca subterránea en la que se encuentra atrapado el petróleo o el gas natural, que de esta manera fluye hacia la superficie. Esto posibilitó explotar yacimientos que antes se consideraban inaccesibles. En los Estados Unidos la fractura hidráulica ha tenido tal éxito que ese país obtiene mediante su empleo aproximadamente la mitad de su producción actual de petróleo y gas natural.

Existe, sin embargo, una controversia sobre los potenciales efectos a la salud humana que pueden tener las sustancias químicas inyectadas en el subsuelo. Los expertos consideran que existen varias vías por las que la población que vive en la vecindad de los pozos explotados por fractura hidráulica pueda se expuesta a dichas sustancias. Una posibilidad es que contaminen los mantos acuíferos pues parte de los fluidos inyectados reemergen a la superficie.

Según Nagel y colaboradores, son alrededor de mil las sustancia químicas empleadas en la técnica de fractura hidráulica y algunas de éstas son adversas a la salud. En particular, estos investigadores están preocupados por aquellas sustancias que se sabe o se sospecha interfieren con el funcionamiento hormonal de cuerpo.

Con esto en mente, hicieron una revisión de más de cien artículos publicados en los que se estudian, por un lado, las posibles vías de dispersión de las sustancias contaminantes, y por el otro, los efectos que dichas sustancias tienen en el funcionamiento hormonal del cuerpo. Sobre las base de esta revisión Nagel y colaboradores concluyen que las actividades relacionadas con la fractura hidráulica “pueden potencialmente dispersar mezclas complejas de sustancias químicas que interfieren con el sistema endócrino y pueden potencialmente dañar el desarrollo humano y la reproducción”.

Durante 250 años hemos hecho uso de la energía acumulada en los combustibles fósiles a lo largo de cientos de millones de años. Lo hemos hecho con tanto entusiasmo que terminamos por afectar a la salud planeta. Y ahora, de ser correctas las sospechas de Nagel y colaboradores, estaríamos poniendo en peligro incluso nuestra propia salud.

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