Hogar, dulce hogar

El escándalo de moda



El pasado viernes 18 de septiembre la oficina gubernamental encargada de la protección ambiental en los Estados Unidos (EPA) envió un comunicado a la compañía Volkswagen acusándola de haber vendido en ese país, desde el año 2009, automóviles con motor diesel –incluyendo modelos de Jetta, Golf, Passat, y Beetle– que violan las leyes estadounidenses de protección ambiental. Esto, como sabemos, desató un escándalo de grandes proporciones y cobertura mediática que amenaza con sanciones de muchos miles de millones de dólares para VW.

De manera específica, la EPA acusa a Volkswagen de haber introducido un “switch” en el software de control del motor de sus automóviles, el cual conmuta la operación de dicho motor entre modos de baja y alta emisión de contaminantes. Todo esto, con el propósito de pasar las pruebas que aplica la EPA para la venta de automóviles en los Estados Unidos.

El software de control del motor diesel de los automóviles VW es lo suficientemente sofisticado para averiguar cuando el automóvil está sujeto a una prueba –por la posición del volante, la velocidad del automóvil, el tiempo que dura encendido el motor, e incluso por la presión barométrica– y conmutar al modo de baja emisión. Esto es importante, dado que en el modo alto los automóviles de la VW podrían emitir óxidos de nitrógeno en cantidades hasta 40 veces más altas que las permitidas por la norma ambiental. En contraste, en el modo bajo estos contaminantes estarían dentro de dicha norma.

Por supuesto, la pregunta obligada es ¿por qué, si los automóviles son capaces de operar en un modo de baja emisión de contaminantes y cumplir la norma ambiental, existe un segundo modo de operación con niveles de contaminación sustancialmente más altos? La respuesta es que en el modo bajo la eficiencia del motor diesel de VW es menor a la del modo alto. Así, de operar los automóviles en el modo menos contaminante se comprometería su competitividad en el mercado de los Estados Unidos.

Como parte del escándalo mediático se han publicado artículos que incluyen opiniones acerca de cómo el mismo afectará a la compañía VW en particular y a la figura “Made in Germany” en lo general. En relación a esto, en el comunicado de la EPA del pasado 18 de septiembre se precisa que la multa por cada unidad comercializada es de $37,500 dólares. Si multiplicamos esta cantidad por el número de vehículos marca VW vendidos en los Estados Unidos desde 2009, que es alrededor de 500,000 –11 millones a nivel global–, resulta que VW tendría que pagar en multas alrededor de 18,000 millones de dólares. Además, podría enfrentar demandas por parte de los propietarios de sus automóviles debido a que los vehículos usados han bajado de precio a causa del escándalo. De aplicarse estas y otras sanciones, el impacto económico sobre la VW podría ser de grandes proporciones.

En cuanto a afectación de la imagen de la marca VW, en un artículo publicado en el magazín “Marketing”, Sven Reinecke de la Universitat St. Gallen en Suiza considera que el escándalo por el que atraviesa la VW será superado dada su condición de compañía de gran prestigio, y que el despido de su director general hace algunos días es el primer paso en esta dirección. Solo que en un futuro cercano surjan otros escándalos semejantes es que la integridad de la compañía podría ser puesta en peligro.

En cuanto al prestigio de la figura “Made in Germany”, Reinecke afirma que no hay ninguna posibilidad de que resulte afectada, dado que la imagen de una nación tiende a permanecer inalterada por largo tiempo. En este respecto, hace notar que Alemania no solo es asociada con la calidad, la cerveza, los automóviles, la limpieza y la puntualidad, sino también con Hitler y con la Segunda Guerra Mundial. Además, la VW no es la única compañía que sostiene la imagen de su país.

Por otro lado, por algún tiempo se ha sospechado que varias compañías fabricantes de automóviles diesel usan software como el empleado por la VW para lograr superar las normas ambientales. Así, un estudio publicado por la organización no gubernamental “Transport and Environment” indica que compañías como BMW, Citroen, Opel y Mercedes Benz, fabrican automóviles que exceden los limites permitidos de emisión de contaminantes. En este respecto, la VW no es, entonces, un caso único.

El que haya varios que lo hagan, por supuesto, no es ningún consuelo y no quita ninguna responsabilidad a la compañía VW por haber engañado a sus clientes vendiéndoles automóviles sin las características prometidas en cuanto a emisión de contaminantes –los cuales sabemos son dañinos para la salud–. Por lo demás, dado que los escándalos viven poco tiempo en los medios de comunicación, si hemos de creerle a Reinecke, no pasará mucho tiempo antes de que el escándalo que hoy nos ocupa quede en el olvido.

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