El primer laboratorio científico de la historia

Tristes realidades



¿Debemos confiar en los resultados científicos? Dadas las aplicaciones que se han derivado de las diferentes ciencias, tal parecería que la respuesta obvia es que sí debemos hacerlo.Se da el caso, sin embargo, de personas o grupos de personas quebajociertas circunstancias, no solamente nieganevidencia científica, sino que la usan paraafirmar prejuicios en contra de la misma, como lo discutimos en lo que sigue.

El auge científico que vivimos tiene su origen en la Europa de los siglos XVI y XVII. Uno de los científicosmas relevantesde esos siglos –y de los que les siguieron– es Isaac Newton.Entre muchas otras cosas, Newton desarrolló una teoría matemática con la que pudo explicar por qué los planetas se mueven siguiendo elipses alrededor del sol.Esta teoría ha resultado altamente exitosa, y entre muchas otras aplicaciones ha sido empleada por la NASA, con éxito evidente, para lanzar y dirigir las naves espaciales que han visitado otros planetas.

Los grandes logrosde la física inspiraron el desarrollo de otras ciencias. El éxito que éstas han alcanzado, no obstante, ha dependido de la complejidad de sus sujetos de estudio. Los más simples –con todo y lo complejos que pueden llegar a ser– son los que estudia la física –planetas, átomos, materiales sólidos, etc.–. Más complicados son los de la biología –seres vivos–, y todavía más los de la sicología; por no mencionar a la sociología, que estudia a grupos de humanos.

Así, mientras que la física y la biología han tenido éxitos fenomenalesque han derivado en la ingeniería y la medicina modernas, la sociología es más modesta en este sentido. Con todo, dadas sus implicaciones, resulta de enorme interés estudiar aplicaciones de las ciencias del comportamiento humano al desarrollo social. En la semana que hoy termina, una de esta aplicaciones –en ciencia política– fue discutida en un artículo de divulgación publicado en el sitio de Internet “TheConversation” por John Cook and Margaret Crane de la “University of Queensland”, Australia, y se refiere a una posible técnica a emplear para descarrilar a Donald Trump en su carrera hacia la presidencia de los Estados Unidos.

Cook y Crane hacen notar que, según el sitio “Politifact”,el 78% de las afirmaciones que hace Trump caen en las categorías de 1) falsas en gran medida, 2) falsas o 3) rotundamente falsas, y apenas el 3% son catalogadas como verdaderas. El nivel de apoyo de los seguidores de Trump, sin embargo, no ha decaído por la falsedad de sus declaraciones y, por lo contrario, se ha fortalecido.

Según los sicólogos, las causas que motivan este comportamiento, aparentemente irracional, son equivalentes a aquellas que mueven a los que niegan una evidencia científica si ésta contradice alguna creencia propia; en cuyo caso, en lugar de debilitar dicha creencia la fortalecen. Un ejemplo típico es el cambio climático que es apoyado por una mayoría de científicos del clima y que, sin embargo, tiene su legión de no especialistas que lo rechazan.

Así, Cook y Crane consideran que sería poco efectivo tratar de cambiar las opiniones de aquellos que apoyan a Trumpponiendo en evidencia la falsedad de sus afirmaciones, y que sería más inteligente enfocar las baterías hacia los indecisos, confiando que tengan una mente suficientemente abierta para reaccionar de manera objetiva ante la evidencia. Para esto se emplearía una teoría de inoculaciónque los sicólogos han desarrollado para combatir la negación científica.

Al igual que en el caso de una vacuna biológica, la negación científica se combatiría exponiendo a la persona a una forma debilitada del “virus de desinformación”, con el fin de que desarrolle “anticuerpos” para combatir la enfermedad en pleno. Para esto, primeramente se presentan los hechos tal cual son, enseguida el mito relacionado y finalmente se explican las técnicas que el mito emplea para distorsionar los hechos.

Dichas técnicas incluyen el empleo de expertos falsos ylasobre simplificación de problemas complejos –como el relativo al muro que Trump quiere construir en la frontera con nuestro país, que es imposible de realizar por costosoy que resultaría inútil según algunos expertos–. Incluyen, igualmente, la presentación de opiniones individuales como representativas de la opinión contraria de todo un colectivo, y el empleo de teorías de conspiración como aquellas que emplean los que niegan el cambio climático,afirmando que el apoyo científico almismo es en realidad resultado de un complot por parte de una mayoría de científicos que se han puesto de acuerdo para engañar alagente.

¿Funcionaría la teoría de inoculación en contra de Trump? Cook y Crane no están seguros por lo complejo de la arena política en la que se aplicaría. La predicción de comportamiento de un grupo humano es de suyo problemático y en este caso Cook y Crane hacen notar que hay elementos que lo hacen aun más complicado, incluyendo la insatisfacción de la gente con el establishment político en los Estados Unidos.

Por lo pronto, lo que si resulta inocultable es que1) a pesar del demostrado valor del conocimiento científico –medido en función de sus aplicaciones– hay quien cierra los ojos cuando confronta evidencia objetiva contraria a sus creencias y 2) que de todo se vale si de grilla se trata.

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