El primer laboratorio científico de la historia

Nada nuevo bajo el sol



De acuerdo con un reportaje de la televisión alemana de diciembre de 2014, el 99% de los atletas rusos de alto nivelempleansustancias prohibidas para aumentar su rendimiento.Además, según el testimonio de la atleta rusaYuliaStepanova, lo hacen como partede una política oficial para la preparación de atletas olímpicos.

Un año después del reportaje de la televisión alemana, la Agencia Internacional Contra el Dopaje(WADA) recomendó que el equipo ruso de pista y campo fuera excluido de la olimpiada de Río de Janeiro a celebrarse el próximo mes de agosto. De acuerdo con la WADA, entrenadores, funcionarios de la federación rusa de pista y campo, funcionarios de la agencia rusa anti-dopaje, y otros, organizaron esfuerzos para “promover el dopaje y hacer posible que tales esfuerzos alcanzaran éxito, incluyendo el ocultamiento de ciertos casos positivos de dopaje”. Quedando claro, además, que “el gobierno federal no sólo fue cómplice en la colusión sino que todo fue un régimen impulsado por el estado”.

Para ganar una medalla olímpica con la ayuda de una sustancia prohibida que pueda ser detectada se necesita, por supuesto, la cooperación de la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF) la que, según la WADA, no hizo nada ante casos de dopaje ypermitió la participación en la olimpiada 2012 de atletas que debíanhaber sido descalificados en primera instancia. Además de que algunos altos funcionarios de la IAAF habrían recibidos sobornos para ocultar los casos de dopaje.

El pasado mes de junio, la IAAF tomó la decisión de excluir la participación de todo el equipo ruso de pista y campo de la olimpiada de Río alegando que “los atletas rusos no pueden regresar de manera convincente a las competencias internacionales sin socavar la confianza de sus competidores y del público”. Como respuesta, el presidente ruso afirmó que es injusto que sufran aquellos atletas que compiten sin el uso de drogas y que no acepta un castigo colectivo, que sería equivalente a meter a la cárcel a toda una familia por un crimen cometido por uno de sus miembros.

Los atletas rusos, por otro lado, no son los únicos que recurren al dopaje para aumentar su rendimiento. Con relación a este punto, un reportaje de la televisión alemana y del periódico británico “Sunday Times”, hizo púbico en agosto de 2015 un estudio sobre una base de datos de sangre de atletas de pista y campo mantenida por la IAAF. El estudio encuentra que los datos de 146 atletas, queentre 2001 y 2012 ganaron campeonatos mundiales o medallas olímpicas –55 de oro– dan pie para sospechar que usaron sustancias para aumentar su rendimiento. Si bien 80 de estos 146 atletas son rusos, los datos indican que éstos no son los únicos que se dopan.

Por lo demás, el uso de sustancias prohibidas en las competencias deportivas no es un fenómeno nuevo. En la olimpiada de San Luis Misuri de 1904 –apenas la tercera de la era moderna– se registró un caso de dopaje con estricnina, un estimulante inesperado que hoy en día más asociaríamos a las novelas de misterio que a los juegos olímpicos. El episodio ocurrió durante la carrera de maratón, que es además recordada por la cantidad de episodios extraños que ocurrieron durante la misma.

La crónica de la carrera se puede encontrar en el sitio de Internet de la “SmithsonianInstitution”. Ahí nos enteramos que, si bien en el maratón de San Luis 1904 compitieron corredores con experiencia en la prueba, entre ellos el norteamericano Thomas Hicks, la mayor parte de los participantesno habían corridoun maratón con anterioridad. Uno de ellos, Fred Lorz, por su profesión de albañil tenía que entrenar de noche. Participaron, igualmente, dos miembros de la tribu Tsuana de Sudáfrica, quienes estaban ahí por razones diferentes a las del maratón y corrieron sin zapatos. Lo mismo que un cubano, Félix Carbajal, quien trabajaba como cartero en su país y que al llegar a los Estados Unidosperdió todo su dinero jugando a los dados y tuvo que trasladarse a pie y pidiendo aventones desde Nueva Orleans hasta San Luis.

Una vez iniciado el maratón, Lorz tomó la delantera pero pronto fue superado porHicks.Faltando unos once kilómetros para finalizar la carrera Hicks se agotó y sus auxiliares le proporcionaron una dosis de estricnina y clara de huevo, misma que repitieron, añadiendo brandy, a pocos kilómetros de la meta.

Lorz, por su lado, al llegar a los 16 kilómetros se cansó y decidió pedir un aventón a uno de los automóviles que acompañaban a los corredores. Más adelante, sin embargo, decidió bajarse del automóvil y siguió corriendo, entrando primero a la metacon la aclamación de los espectadores. Fue descalificado, por supuesto, pero no antes de estar a punto de recibir la medalla de oro de manos de la hija del presidente Roosevelt.Al final el ganador fue Hicks, quien entró a la meta medio muerto.

Así, ganóHicksla medalla de oro del maratón de San Luis, ayudado por un coctel de estricnina, clara de huevo y brandy.

Mucho tiempo ha pasado desde 1904 y las olimpiadas ciertamente han sufrido una enorme transformación, tanto cualitativa como cuantitativamente. De este modo, si hace más de un siglose dio el caso de un atleta que ganó una medalla de oro con ayuda de estimulantes, es inevitable que hoy en día –con la enorme cantidad de dinero e intereses políticos involucrados en las olimpiadas– el dopaje no sea de ninguna manera algo infrecuente. Ni entre atletas rusos ni entreaquellos de otras nacionalidades.

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