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Por estar más alejado del sol que nuestro planeta, la temperatura promedio en la superficie de Marte es de menos 55 grados centígrados. Además, por lo tenue de la atmósfera marciana, las variaciones de temperatura entre el día y la nochepueden alcanzar los 100 grados centígrados en el ecuador del planeta. No es pues Marte un lugar atractivo para visitar. Excepto, por supuesto, para aquellos pocos con el suficiente espíritu de aventura.
Aun contando con el más fuerte de los espíritus aventureros, sin embargo, llegar hasta Marte y regresar vivo a la Tierra no resultaría una empresa sencilla. Hay muchas y serias razones para esto; una de ellastiene que ver con las radiaciones a las que estaría expuesto quien intentase viajar hasta allá –en un viaje que le tomaría algo así como nueve meses–. En efecto, el espacio interplanetario es un lugar muy peligroso, lleno de radiaciones de alta energía provenientes del Sol y de fuentesexternas al Sistema Solar. Dichas radiaciones producen alteraciones en el tejido orgánicoque provocan enfermedades entre las que se incluye elcáncer.
Y no obstante todos los obstáculos previsibles, desde el inicio de la era espacial, en la década de los años cincuenta del siglo pasado, las propuestas y proyectos para viajar a Marte han sido recurrentes. La Wikipedia, por ejemplo, lista más de medio centenar de iniciativas en este sentido en los últimos sesenta años. Hoy en día, la NASA planea realizar una misión tripulada a Marte en la década de los años treinta del presente siglo y existen iniciativas en ese sentido por parte de organizaciones privadas para fechas aun más tempranas.
Hasta ahora, los únicos astronautas que han viajado en condiciones de radiación como las que enfrentaría un astronauta en misión a Marte son aquellos que participaron en el proyecto Apollo de los años sesenta y setenta. Como recordamos, mediante este proyecto la NASA logró colocar al primer humano sobre la superficie de la Luna en julio de 1969. En total, 24 astronautas participaron en dicho proyecto, que por vez primera llevó viajeros fuera de la magnetosfera que protege a nuestro planeta de las radiaciones de alta energía provenientes de espacio. Durante su viaje a la Luna, los astronautas del Apollo perdieron esta protección y quedaron expuestos a dichas radiaciones.
Con respecto a lo anterior, un artículo aparecido esta semana en la revista “ScientificReports”, un grupo de especialistas de centros de investigación en los Estados Unidos, encabezados por Michael Delp de la Universidad Estatal de Florida, sugiere que los astronautas del proyecto Apollo de los años sesenta y setenta fueron afectados a tal grado por las radiaciones de alta energía en el curso de sus misiones que a la larga les provocó la muerte.
Delp y colaboradoresllevaron a cabo un estudio estadístico sobre las causas de muerte de los astronautas de la NASA que han fallecido hasta la fecha. Incluyeron a 7 astronautas del proyecto Apollo y a 35 astronautas que habían viajado sólo hasta órbitas bajas, relativamente cerca de la Tierra y dentro de la protección de su magnetosfera. Los investigadores incluyeron también a 35 astronautas que, si bien recibieron entrenamiento como tales, no viajaron nunca al espacio.
El estudio encontró que de los astronautas del Apollo, el 43% murió por una enfermedad cardiovascular, mientras que el 29% falleció por cáncer. En lo que se refiere a los astronautas que viajaron sólo a órbitas bajas, los porcentajes respectivos son 11% y 31%, cifras que son muy similares para aquellos que nunca viajaron al espacio.Es decir, mientras que la probabilidad de fallecer por cáncer fue la misma entre todos los astronautas, sin importar que tanto se alejaran de la Tierra, los astronautas del Apollomurieron por enfermedades cardiovasculares con una frecuencia 4-5 veces mayor que el resto de los astronautas que nunca dejaron la magnetosfera.
Un problema con los resultados de Delp y colaboradores es que fueron obtenidos con muestras muy pequeñas, particularmente en lo que se refiere a los astronautas del proyecto Apollo. Para apoyar sus estadísticas, sin embargo, los investigadores llevaron a cabo un estudio experimental con ratones a los que sometieron a condiciones simuladas de ausencia de gravedad y de radiación de alta energía, las cuales provocaron daños en las paredes de los vasos sanguíneos de los animales.
Muchos planes hay para enviar una misión tripulada a Marte, algunos más serios y otros con plazos sorprendentemente cortos. Faltaría saber silas radiaciones de alta energía –lo mismo que otros obstáculos que se antojan igualmente formidables–no disponen de otra cosa.
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