Hogar, dulce hogar

Estar y no estar en clase



Para un maestro que no creció en la era digital, le resulta chocante descubrir durante la clase a un alumno –con seguridad un nativo digital– consultando su teléfono inteligente por asuntos ajenos al curso en lugar de atender a sus explicaciones. En esta circunstancia, el maestro, sin duda, llegará a la conclusión de que dicha falta de atención con seguridad tendrá un impacto negativo en sus calificaciones al final del curso.

No es difícil coincidir con esto último que, por lo demás, resulta de aplicar el sentido común. El asunto, sin embargo, tiene sus complejidades y matices como se discute en un artículo aparecido en línea el pasado mes de agosto en la revista Computers in Human Behavior, publicado por Daniel le Roux y Douglas Parry de la Stellenbosch University en Sudáfrica, en el que se describen los resultados de estudio para determinar cómo afecta al aprovechamiento de los estudiantes el uso de los dispositivo multimedia en el salón de clase.

Los investigadores hacen notar que la presencia de dichos dispositivos en el aula impulsan al estudiante a una actividad multitarea que le hace cambiar continuamente de una actividad a otra, mediática o no mediática. En este contexto, le Roux y Parry estaban interesados en averiguar si la actividad multitarea, en la que el estudiante cambia continuamente de foco de atención, tiene un efecto negativo sobre su desempeño académico. Y si tal fuera el caso, si este efecto es el mismo para todas las áreas académicas.

Participaron en el estudio un total de 1678 estudiantes de las facultades de Ciencia Agrícola, Artes y Ciencias Sociales, Medicina y Ciencias de la Salud, Economía, Ingeniería y Ciencias Naturales, el 83% de los cuales tenían al momento de realizar el estudio entre 20 y 23 años de edad. Se realizó una encuesta en línea entre los participantes para averiguar sus actividades multimedia en línea, tanto en el salón de clase, como en lo general. Entre las actividades en línea que le Roux y Parry consideraron para su estudio se incluyen, las redes sociales, los microblogs, la búsqueda de información en bases de datos enciclopédicos y la mensajería instantánea.

Los resultados del estudio indican que hay una afectación negativa en el desempeño académico de los estudiantes de artes y ciencias sociales por el uso, tanto dentro como fuera del aula, de todos los canales multimedia considerados. Lo mismo es cierto para los estudiantes de ciencias naturales en cuanto al uso de las redes sociales dentro del salón de clase. Los estudiantes de ingeniería, y medicina fueron también afectados negativamente. En este caso, por el uso general de los canales multimedia. En contraste, para los estudiantes de economía no se encontró una correlación clara entre su desempeño académico y el uso de los canales multimedia. Del estudio resultó que los estudiantes más afectados negativamente por el uso de los canales multimedia son los de área de artes y ciencias sociales.

No dan le Roux y Parry una explicación conclusiva sobre qué ocasiona las diferencias entre disciplinas pero sugieren tres posibilidades. En una primera línea de razonamiento, arguyen que dichas diferencias pudieran ser debidas a los diferentes estilos de pensar entre disciplinas: lineal, en oposición a no lineal, y concreto en oposición a abstracto. Las ciencias sociales estarían caracterizadas por un estilo de pensamiento no lineal y abstracto que, por alguna razón no discutida, sería particularmente susceptible de ser afectado por las interrupciones que conlleva la actividad multitarea. Esto, en contraste con las ciencias duras como la física, cuyo estilo de pensamiento tendería ser lineal y concreto y más resistente a dichas interrupciones.

Como una segunda explicación de sus resultados, le Roux y Parry atribuyen la menor resistencia a las interrupciones en clase, no al estudiante, sino a la naturaleza de cada disciplina: cuantitativa en el caso de las ciencias duras, y más sujeta a interpretación en el caso de las ciencias sociales. Los investigadores arguyen que sus resultados mostrarían que la enseñanza de las ciencias sociales es menos resistente a las interrupciones que la enseñanza de las ciencias duras.

Una última explicación tiene que ver con el estilo de evaluación del aprovechamiento del estudiante. En el caso de las ciencias duras, la respuesta a un problema de examen tiene que ser precisa e independiente del criterio de quien lo revisa. En contraste, en el caso de las ciencias sociales, más interpretativas, la evaluación es en cierta medida subjetiva y dependiente del criterio de maestro. De este modo, si un estudiante de ciencias sociales pasa el tiempo de clase distrayendo su atención con su teléfono de manera continua, se perderá de captar las opiniones del maestro que son relevantes para conseguir buenas calificaciones al final del curso.

Al margen de explicaciones, sin embargo, nativos o no nativos digitales deberíamos estar de acuerdo en que el tiempo de clase es aquel en el que los estudiantes están obligados a seguir las explicaciones del maestro. Por más que en un momento dado, por aburrimiento o complejidad del tópico expuesto, el estudiante tenga que hacer esfuerzos para no ausentarse de clase refugiándose en su teléfono.

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