Hogar, dulce hogar

Una pregunta ociosa



En un caso de contaminación interplanetaria, los marcianos que invadieron a la Tierra en la novela “La guerra de los mundos” del escritor británico H.G. Wells fueron aniquilados por los microbios terrestres, desconocidos por su sistema inmunológico y de los cuales, por lo mismo, no pudieron defenderse. La novela de H.G. Wells fue publicada en 1898, cuando Marte ejercía una gran atracción como posible asiento de una civilización avanzada. Al final, de manera afortunada para la civilización terrestre, si bien los marcianos en la ficción tenían una civilización más avanzada que la nuestra, no lo era tanto como para anticipar lo que podría ocurrir con una gran probabilidad: la existencia de microbios terrestres contra los cuales no tuvieran defensa.

De haber tenido conocimiento de la historia de México, los marcianos de H.G. Wells hubieran quizá sido más precavidos. En efecto, como sabemos, en un episodio de contaminación intercontinental los españoles conquistadores de México trajeron consigo microbios desconocidos en el Nuevo Mundo que causaron estragos entre la población nativa. La aparición de dichos microbios fue muy temprana y de hecho ayudaron a los conquistadores en su empresa al atacar a los habitantes de Tenochtitlan justo antes de que la ciudad fuera sitiada y finalmente conquistada por los invasores.

En su libro “Visión de los vencidos: Relaciones indígenas de la conquista”, Miguel León Portilla cita testimonios indígenas acerca de dicho ataque, aparentemente por la bacteria de la viruela: “Era muy destructora enfermedad. Muchas gentes murieron en ella. Ya nadie podía andar, nomás estaban acostados. Tendidos en su cama. No podía nadie moverse, no podía mover el cuello, no podía hacer movimientos del cuerpo, no podía acostarse cara abajo, ni acostarse sobre la espada, ni moverse de un lado a otro. Y cuando se movían algo daban de gritos. A muchos dio la muerte la pegajosa, apelmazada, dura enfermedad de granos”.

Tan indefensa estaba la población nativa de México ante los gérmenes de la viruela introducidos por los españoles que entre los años 1519 y 1520 murieron de 5 millones a 8 millones de indígenas, un porcentaje apreciable de los aproximadamente 20 millones de personas que se estima componían el total de la población.

La epidemia de viruela de 1519-1520 fue, sin embargo, solamente el principio de la catástrofe poblacional. Según los estudiosos, a lo largo del siglo XIV México fue afectado por una serie de epidemias de diferente naturaleza que diezmaron a la población indígena que se redujo de 20 millones en 1519 hasta unos dos millones en el año 1600.

Dos epidemias, conocidas como cocoliztli por los indígenas, fueron particularmente devastadoras. La primera, ocurrida entre 1545 y 1550, se estima produjo entre 5 millones y 15 millones de muertos. Una segunda epidemia tuvo lugar entre 1576 y 1578 y dio como resultado unos dos millones de decesos adicionales. Por otro lado, más allá de su naturaleza mortífera, no existe acuerdo sobre cuáles fueron los patógenos causantes de estas epidemias.

En este sentido, un artículo publicado esta semana en la revista “Nature Ecology and Evolution” arroja luz sobre la identidad de los gérmenes responsables de la epidemia cocoliztli de 1545-1550. Dicho artículo fue publicado por un grupo de investigadores de Alemania, los Estados Unidos, Suiza y México, encabezados por Ashlid Vagene del Instituto Max Planck en Jena, Alemania. De acuerdo con Vagene y colaboradores, existe una alta probabilidad de que el causante de la epidemia de 1545-1550 fue la bacteria “salmonella enterica”. Llegan a esta conclusión a través del estudio de los esqueletos de víctimas del cocoliztli provenientes de un cementerio en el estado de Oaxaca –en el que se sabe enterraron a víctimas de la epidemia– y en los que encontraron trazas del genoma de la salmonela. Para mayores precisiones, no afirman con certidumbre los investigadores que dicha bacteria haya sido la el causante del cocoliztli pero sí consideran que existe una gran probabilidad de que lo sea.

De una manera u otra, al margen de la verdadera identidad de los agentes patógenos que asolaron a la población nativa de México como resultado de la conquista española, la población indígena fue mermada –literalmente diezmada– en el curso de 80 años, en una catástrofe poblacional de dimensiones comparables a las de la peste bubónica que asoló a Europa en el siglo XIV y produjo 25 millones de muertos.

Los indígenas en México resultaron así extremadamente vulnerables a los patógenos del Viejo Mundo que se convirtieron en aliados de los españoles y se unieron a sus caballos, arcabuces y cañones en contra de los mexicas. ¿Podría haber sido de otro modo? Es decir, al igual que en la ficción creada por H.G. Wells, ¿podrían haber sido los españoles susceptibles a los patógenos del Nuevo Mundo y así convertirse en sus enemigos? ¿Habría esto cambiado la historia de la conquista? Las preguntas son ociosas, por supuesto, pero posiblemente no absurdas y sí entretenidas. Después de todo, sabemos que los extranjeros que visitan nuestro país son susceptibles de sufrir diversos males estomacales e intestinales por el fenómeno conocido como “Venganza de Moctezuma”.

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