Un hecho poco conocido



Si bien habrá regiones del mundo que se beneficien con el cambio climático, sus consecuencias serán por lo general negativas. Las regiones costeras, por ejemplo, podrían inundarse en la medida que aumente el nivel de los océanos por la fusión de hielos polares y la expansión del agua del mar. Igualmente, habrá regiones que enfrentarán riesgos de desertificación. Y, por supuesto, habrá un incremento en la frecuencia de fenómenos climáticos extremos –de hecho, ya ocurre–, incluyendo sequías, olas de calor y huracanes de gran intensidad.

En contraste con todas estas consecuencias, que han sido profusamente publicitadas por los medios de comunicación, hay un efecto asociado al cambio climático que resulta sorprendente y poco conocido. Éste es el relativo al incremento en la tasa de suicidios por efecto de altas temperaturas ambientales. Al menos es lo que afirma un artículo aparecido esta semana en la revista “Nature Climate Change” publicado por un grupo internacional de investigadores encabezado por Marshall Burke de la Stanford University en California.

Para alcanzar sus conclusiones, Burke y colaboradores llevaron a cabo un estudio con 850,000 casos de suicido en los Estados Unidos y más de 600,000 en México, en miles de condados en los Estados Unidos y municipios en México. Básicamente, los investigadores se interesaron en determinar la relación entre la tasa de suicidios y un aumento o disminución de temperatura ambiental con respecto a su valor habitual, en una localidad dada y a lo largo de un determinado mes. Al medir cambios en la tasa de suicidios como respuesta a cambios en temperatura ambiente, los investigadores eliminaron otras causas que a nivel local o estacional pudieran también generar cambios en dicha tasa.

De manera notable, Burke y colaboradores encontraron que un incremento de temperatura ambiente de un grado centígrado por arriba del promedio mensual elevó en 0.7% la tasa de suicidios en los Estados Unidos entre los años 1970 y 1990. Este porcentaje, además, mostró una tendencia moderada a la alza entre 1990 y 2004, último año para el que se reportan datos. De manera similar, en el caso de México los investigadores encontraron que la tasa de suicidios se elevó en un 2.1% por cada grado centígrado de incremento de temperatura ambiente, en el periodo 1980-2010.

Podríamos quizá esperar que en los lugares con clima cálido la población estuviese mejor adaptada para soportar los incrementos de temperatura y la tasa de suicidios fuera menos sensible a las fluctuaciones de temperatura ambiental. No es sin embargo el caso, pues Burke y colaboradores encuentran que el incremento en dicha tasa es la misma en los lugares fríos y calientes. La adaptación a un clima cálido no hace así una diferencia apreciable.

No la hace igualmente el nivel socioeconómico y grado de desarrollo de un país, habida cuenta que el mismo fenómeno ocurre en los Estados Unidos y en México. En particular, Burke y colaboradores encuentran que el contar con aire acondicionado no impacta al incremento en la tasa de suicidios, misma que también es insensible al sexo del suicida y al método que escogió para quitarse la vida.

¿Por qué se incrementa la tasa de suicidios al aumentar la temperatura ambiente? Burke y colaboradores no proporcionan una respuesta definitiva al respecto pero especulan que una alta temperatura puede alterar el bienestar mental, posiblemente por efectos colaterales a la termorregulación de cuerpo; es decir, por cambios en el flujo sanguíneo en el cerebro cuando el cuerpo trata de mantener su temperatura normal.

Para explorar esta posibilidad, Burke y colaboradores analizaron más de 600,000 mensajes en Tweeter localizados en los Estados Unidos –emitidos entre mayo de 2014 y julio de 2015–, en busca de patrones de lenguaje que expresaran una alteración en el bienestar mental en respuesta a una fluctuación de la temperatura ambiente. De este análisis, los investigadores encontraron una correlación entre dichas fluctuaciones y la aparición de mensajes con palabras que denotaban un estado depresivo, tales como solo, ansiedad, depresión y atrapado. Si bien, como lo reconocen Burke y colaboradores, esto no constituye una prueba definitiva de su hipótesis, sí es una indicación de que las altas temperaturas alteran el estado de bienestar mental.

Las consecuencias de los anteriores resultados en el contexto del cambio climático son directas. Es decir, si la Tierra está incrementando globalmente su temperatura, la tasa de suicidios se elevará en la misma proporción. Asumiendo a un incremento global de temperatura de 2.5 grados centígrados para en año 2050 con respecto a la temperatura del año 2000, Burke y colaboradores estiman que entre los años 2000 y 2050 se habrán acumulado más de 21,000 suicidios adicionales por efecto del calentamiento global, 14,000 en los Estados Unidos y 7,500 en México.

De estar Burke y colaboradores en lo cierto, el cambio climático no solamente trae huracanes, sequías, olas de calor e inviernos crudos, sino que también es capaz de influir sobre nuestro comportamiento autodestructivo. Lo que no hay que desestimar si tomamos en cuenta que, de acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud, ocurren anualmente a nivel global alrededor de 800,000 muertes por suicidio. De hecho, según la misma fuente, el suicidio es la decimo séptima causa de muerte a nivel global y la segunda entre aquellos con edades entre los 15 y los 29 años.

El cambio climático tiene así consecuencias que son al mismo tiempo sorprendentes y dignas de tomarse en cuenta.

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