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La sonda “InSight” está también equipada con un instrumento para estudiar la temperatura de Marte. En este respecto, los científicos de la misión están interesados en averiguar cómo fluye el calor desde el interior de Marte hacia su superficie y de esta manera determinar los materiales que lo componen. “InSight” cuenta, asimismo, con un tercer instrumento para la medición del bamboleo que experimenta el eje de rotación de Marte en la medida en que se mueve a lo largo de su órbita alrededor del Sol. Esto último ayudará a determinar si el centro del planeta es líquido o rocoso.
“InSight” es la sexta sonda –todas de la NASA– que ha logrado posarse con éxito sobre la superficie marciana. Lograr esto no es una empresa fácil. De hecho, ni siquiera ha sido fácil llevar una nave hasta las inmediaciones de Marte y de los más de medio centenar de intentos para hacerlo, más de la mitad han resultado en fracaso, según consigna la Wikipedia.
Para depositar suavemente una sonda en la superficie de Marte, como primer paso es –obviamente– necesario llevarla hasta sus inmediaciones. Marte visto desde la Tierra es apenas un punto luminoso en el cielo y, ciertamente, lanzar desde la Tierra una nave que lo alcance no es una empresa sencilla. Entre muchas otras cosas, habría que tomar en cuenta que el viaje tomaría meses, de manera que tendríamos que calcular la posición que tendría Marte en el momento en el que la sonda lo alcanzara y apuntar nuestro lanzamiento hacia esa posición.
Por lo demás, las trayectorias interplanetarias no se trazan en línea recta. En particular, “InSight” siguió una trayectoria curva que lo alejó progresivamente de la órbita terrestre hasta alcanzar la órbita marciana.
Una vez que arribó a las inmediaciones de Marte, la sonda “InSight” se separó del módulo que la albergó en el viaje interplanetario e ingresó a la atmosfera marciana. Lo hizo a una altura de 130 kilómetros y a una velocidad de aproximadamente 20,000 kilómetros por hora. La interacción con la atmósfera frenó paulatinamente esta velocidad, alcanzando unos 1,400 kilómetros por hora a una altura de 11 kilómetros sobre la superficie marciana. En esos momentos se abrió un paracaídas para disminuir aun más la velocidad de la sonda, misma que alcanzó a unos 200 kilómetros por hora a un kilómetro de altura. Para el acercamiento final a la superficie de Marte, la sonda encendió cohetes retro-propulsores, tocando tierra a una velocidad de unos 8 kilómetros por hora.
Posar suavemente una sonda en la superficie de Marte es a no dudarlo una operación en extremo difícil, y cabe preguntarse sobre las habilidades que han sido necesario desarrollar para llevarla a cabo. En primer lugar, podíamos preguntarnos sobre los conocimientos indispensables para trazar trayectorias interplanetarias y lograr que una nave espacial alcance, siete meses después de su lanzamiento, lo que apenas es un punto luminoso en el cielo.
La respuesta a esta pregunta la conoce un estudiante de física elemental: parte de dichos conocimientos –si bien no todos los indispensables– están contenidos en las tres leyes de la mecánica y en la teoría de la gravitación universal que Isaac Newton descubrió en el siglo XVII. En cuanto a posar suavemente un objeto en la superficie marciana, el conocimiento de las tres leyes de Newton y la teoría de la gravitación es igualmente crucial.
Por supuesto, la exploración espacial necesita, además de las leyes de la mecánica, de otros numerosos conocimientos científicos y tecnológicos. Necesitamos, por ejemplo, de conocimientos sobre electricidad, magnetismo y telecomunicaciones, de tecnología de cohetes, de materiales, de generadores de energía y de computadores, por mencionar solo algunos elementos indispensables. Sin los conocimientos desarrollados por Newton, no obstante, hubiera sido imposible posar suavemente a la sonda “InSight” sobre la superficie de Marte.
Las contribuciones de Isaac Newton, por otro lado, no se reducen a haber posibilitado el envío de sondas interplanetarias y ni siquiera al desarrollo de un enorme número de ingenios tecnológicos que han cambiado nuestra civilización. Lejos de eso, las leyes de la mecánica de Newton –que se aplican por igual a la caída de una manzana madura de una árbol que al movimiento de un planeta alrededor del Sol– pusieron en la misma canasta a los fenómenos terrestres y celestes y con esto cambaron la percepción que se tenía del Universo, según la cual los fenómenos celestiales se regían por leyes físicas diferentes de aquellas de los fenómenos terrestres.
Y tan la cambiaron, que hoy en día no causan ninguna sorpresa las imágenes que nos envían las sondas posadas sobre la superficie marciana –incluyendo a “InSight” –, que nos muestran paisajes áridos no demasiado diferentes de los que tenemos en algunos lugares de nuestro planeta.
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