El primer laboratorio científico de la historia

Por decir lo menos



Como sabemos, la temperatura global de la Tierra se ha incrementando en casi un grado centígrado en los últimos dos siglos. Esto no tendría nada de extraordinario de no ser porque dicho incremento se ha dado a una velocidad inusual. En efecto, sabemos que la temperatura de nuestro planeta ha experimentado cambios de varios grados centígrados aproximadamente cada 100,000 años que han producido las llamadas glaciaciones o edades del hielo. Esto es debido a que con esta periodicidad se modifica la órbita de la Tierra alrededor del Sol y con esto la cantidad de radiación solar que recibe.

Hace unos 15,000 años la Tierra estaba de un proceso de calentamiento después de la última glaciación y, según la NASA, le tomó unos 5,000 años en incrementar su temperatura global entre 4 y 7 grados centígrados. En contraste, en el último siglo dicha temperatura se ha incrementado a un ritmo casi diez veces más grande.

Los científicos, por otro lado, no encuentran que este último incremento pueda explicarse por la influencia de fenómenos naturales, tales como cambios en la radiación del Sol, erupciones volcánicas o fenómenos climáticos como El Niño. Y sí encuentran, por el contrario, que hay una concordancia entre dicho incremento y la elevación de los niveles de gases de invernadero en la atmósfera que se sabe tienen el efecto de retener el calor emitido por la superficie de la Tierra que de otro modo se perdería en el espacio. Hay razones, pues, para creer que la temperatura de la Tierra se está incrementando por acciones nuestras.

Un artículo aparecido esta semana en la revista “Nature Communications” pone en una perspectiva milenaria el calentamiento que en la actualidad está experimentado la Tierra. Dicho artículo fue publicado por un grupo de investigadores de universidades en los Estados Unidos encabezados por Simon Pendleton de la Universidad de Colorado y se enfocó en el estudio de la flora que ha sido dejada al descubierto por la retracción de los hielos árticos por efecto del calentamiento global. La investigación fue llevada a cabo en la isla de Baffin en el ártico canadiense.

Se sabe que los efectos del cambio climático se amplifican en la región ártica que se está calentando a una velocidad de dos a tres veces más grande que el resto del planeta. En particular, las masas de hielo polar están reduciendo rápidamente su volumen, dejando al descubierto áreas que podrían haber permanecido enterradas por miles o decenas de miles de años. Posibilidad que Pendleton y colaboradores se propusieron investigar.

Para esto, recolectaron plantas que recientemente habían emergido a la superficie al retraerse las capas de hielo que las cubrían. Los investigadores hacen notar que una vez expuestas en la intemperie, las plantas son rápidamente destruidas por la erosión del medio ambiente, de modo que una planta recolectada en la orilla de la capa de hielo presumiblemente habría emergido a la superficie por primera vez desde que fue originalmente fue cubierta por la capa de hielo. Llevaría así la información de cuándo se formó dicha capa.

Dicha información se recuperó midiendo su contenido de carbono-14. Como sabemos, el tiempo que ha transcurrido desde la muerte de una planta puede ser determinado midiendo su concentración de este isótopo del carbono que tiene un tiempo de decaimiento radiactivo de 5730 años. El principio para esta datación es muy simple: mientras está viva la planta absorbe del aire una cierta cantidad de este isótopo de carbono, lo que deja de hacer al morir. Así, la determinación del contenido de carbono-14 de una planta que murió hace miles de años nos permite determinar cuando ocurrió esto último. Y en el caso de las determinaciones llevadas a cabo por Pendleton y colaboradores, les permitió determinar cuando fue cubierta por los hielos la superficie en la que crecieron las plantas investigadas. Los resultados del estudio muestran la superficie recién descubierta por el retraimiento de los hielos en la isla de Baffin permaneció enterrada por más de 40,000 años.

Con el objeto de confirmar sus conclusiones, los investigadores llevaron a cabo una datación por carbono-14 de rocas igualmente descubiertas por el retraimiento de los hielos. En este caso, el cabrono-14 en generado en el cuerpo de las rocas por efecto de los rayos cósmicos. Estos rayos producen carbono-14 en rocas expuestas en la superficie, pero no en aquellas enterradas por una capa de hielo. El estudio de las rocas confirma los resultados obtenidos con la datación de las plantas.

De los resultados de Pendleton y colaboradores se desprende que, por primera vez en cuando menos 40,000 años, podemos ver paisajes del ártico canadiense que habían permanecido ocultos por el hielo. Igualmente, los investigadores hacen notar que, basados en estudios paleo-climáticos de las regiones árticas, es posible que un calentamiento global como el experimentado por el planeta a lo largo del último siglo no había ocurrido en los últimos 115,000 años. Algo que sin duda resulta preocupante. Por decir lo menos.

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