El primer laboratorio científico de la historia

Tiempos modernos



Hace apenas un par de décadas pocos hubieran anticipado lo que los teléfonos celulares han hecho posible hoy en día: que una mayoría de personas tengan a su disposición una cámara fotográfica de buena calidad que puede usar para filmar o fotografiar en cualquier momento lo que se le pudiera ocurrir. Así, en conjunción con la red Internet, continuamente nos enteramos de manera gráfica de acontecimientos que de otro modo nos hubieran pasado desapercibidos o resultado de poca relevancia.

Con la proliferación de los teléfonos inteligentes, todos estamos expuestos a ser fotografiados o filmados, y a convertirnos en habitantes del ciberespacio en contra de nuestra voluntad. Y con esto, ciertamente, perdemos algo de nuestra privacidad.

Afortunadamente, las cámaras fotográficas pueden ser usadas para obtener imágenes nítidas solo hasta una cierta distancia. Las imágenes de objetos muy lejanos pierden nitidez y no permiten diferenciar detalles finos. Así, en una fotografía de una persona tomada con una cámara ordinaria a una distancia de centenares de metros sería difícil distinguir su identidad.

Existen, por supuesto, cámaras especializadas con un gran número de pixeles -los elementos en el interior de la cámara que detectan la luz- capaces de producir imágenes con una mayor resolución y en la red Internet podemos encontrar ejemplos al respecto. No todo es cuestión del número de pixeles, sin embargo, pues cuando aumenta la distancia del objeto a fotografiar disminuye la cantidad de luz que refleja o emite dicho objeto y que entra por el lente de la cámara. Como fácilmente podemos comprobar tomando una fotografía con nuestro teléfono celular en un cuarto con poca iluminación, la falta de luz compromete severamente su nitidez.

Así, la cámara fotográfica de un teléfono celular podría atentar contra nuestra privacidad si se encuentra a una distancia de metros o decenas de metros. Más allá de esto no producirá imágenes lo suficientemente nítidas para revelar identidades.

No obstante, dada la gran velocidad con la que avanza la tecnología, cabe preguntarse por cuánto tiempo esto último seguirá siendo válido y con este respecto traeremos a colación un artículo enviado el pasado 22 de abril al repositorio de artículos científicos arXiv.org alojado por la Universidad Cornell en el Estado de Nueva York. Dicho artículo fue escrito por un grupo de investigadores de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Shanghai, encabezado por Zheng-Ping Li, Xiin Huang y Yuan Cao, y en el mismo se describe una cámara capaz de obtener imágenes a una distancia de 45 kilómetros.

Si bien puede producir imágenes con una cierta nitidez de objetos muy lejanos, el dispositivo reportado por los investigadores chinos no es en realidad una cámara fotográfica en el sentido ordinario. Para entender su funcionamiento, consideremos primeramente que para generar una fotografía una cámara ordinaria recoge la luz -ambiental o artificial- que refleja el objeto a fotografiar y la enfoca en el elemento que produce la imagen. La cámara reportada por Zheng-Ping Li y colaboradores, en contraste, ilumina el objeto a fotografiar con un rayo láser, recoge la luz que refleja, y la enfoca en el detector que forma la imagen.

De este modo, la cámara desarrollada por los ingenieros chinos puede obtener imágenes aun durante la noche, pues produce su propia luz para iluminar el objeto a fotografiar. Además, puesto que para esto último emplea un láser -que se propaga en una sola dirección-, el objeto a iluminar puede estar localizado a muchos kilómetros de distancia.

La cantidad de la luz de láser que es reflejada por el objeto fotografiado y que logra llegar a la cámara es, por supuesto, extremadamente pequeña, dada la gran distancia que tiene que viajar. De este modo, para formar una imagen es necesario emplear un detector de luz con una sensibilidad extrema, más allá de la sensibilidad característica del detector de una cámara fotográfica ordinaria.

Además, Zheng-Ping Li y colaboradores tuvieron que atender un problema adicional: la luz que llega a la cámara después de ser reflejada por el objeto a fotografiar está corrompida por la luz ambiental, que no fue reflejada por dicho objeto y que, por supuesto, degradará la calidad de la imagen. Para resolver este problema, los ingenieros chinos midieron el tiempo que le tomaba a la luz del láser en ir y regresar desde el objeto fotografiado y razonaron que cualquier cantidad de luz que arriba al detector en un tiempo diferente no pude haber sido reflejada por el objeto de interés. Así, fue descartada en el momento de formar la imagen por la computadora que controlaba la cámara.

Empleando todas las técnicas descritas anteriormente, Zheng-Ping Li y colaboradores pudieron obtener imágenes de la parte superior de un edificio localizado a una distancia de 45 kilómetros, con una resolución que claramente mostraba todas sus características morfológicas.

De todo lo anterior podemos obtener dos conclusiones:

1) Si bien la cámara de Zheng-Ping Li y colaboradores es impresionante, por el momento resulta demasiado cara para que pudiera ser incorporada en un teléfono celular. Desde este punto de vista podemos dormir tranquilos. No obstante, aun estando a cientos de metros de un teléfono celular, quizá deberíamos tratar de mantenernos sonrientes por si a alguien se le ocurriera incorporarnos al ciberespacio empleando algún truco no considerado aquí.

2) La tecnología china avanza a pasos agigantados y con seguridad pronto alcanzará un nivel de competencia con la de los Estados Unidos. ¿Alguna lección para aprender de nuestra parte?

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