El primer laboratorio científico de la historia

¿Cambios permanentes?



Por el diario que llevó Cristóbal Colón durante su primer viaje al continente americano, nos enteramos de que, el día 16 de septiembre “comenzaron a ver muchas manadas de hierba muy verde que poco había, según le parecía, que se había despegado de tierra, por lo cual todos juzgaban se encontraban cerca de alguna isla”. No era el caso, como sabemos, y la tierra firme estaba todavía a más de tres semanas de viaje. En los días sucesivos, los exploradores continuaron viendo más de esa hierba verde. Al amanecer del 21 de septiembre, por ejemplo, “Hallaron tanta hierba que parecía la mar cuajada de ella”. De la misma manera, el 23 de septiembre encontraron que “Las hierbas eran muchas, y hallaron cangrejos”.

Hoy sabemos que las hierbas que Colón encontró en su primer viaje a América fueron algas flotantes del llamado mar de los Sargazos, localizado en el océano Atlántico septentrional, entre las islas Azores y la costa este de los Estados Unidos. Dicho mar tiene una extensión cambiante de unos tres y medio millones de kilómetros cuadrados, y en la época de los barcos impulsados por la fuerza del viento presentaba obstáculos para la navegación.

Si bien en la actualidad los bancos de algas flotantes no son más un problema para la navegación, en las últimas semanas el sargazo ha cobrado una gran notoriedad en México, por la invasión de algas que han sufrido las playas del caribe mexicano. En particular, ha habido controversia en cuanto a la seriedad y magnitud del problema que amenaza a la industria del turismo en nuestro país. En este sentido ¿es la acumulación de sargazo en nuestras playas un fenómeno temporal que desaparecerá en los próximos años? O, por el contrario ¿es la manifestación de un fenómeno asociado a cambios atmosféricos o climáticos que será persistente en los años por venir?

Un artículo aparecido esta semana en la revista Science intenta arrojar luz al respecto. Dicho artículo fue publicado por un grupo de científicos adscritos a universidades en los Estados Unidos, el cual estuvo encabezado por Mengqiu Wang, de la Universidad del Sur de Florida en Tampa. En su artículo, Wang y colaboradores reportan los resultados de un estudio llevado a cabo sobre la banda estacional de sargazo que -según imágenes satelitales- se ha formado en el océano Atlántico central entre la costa occidental de África y el Golfo de México. Dicha banda se ha formado en un área en la que el volumen de sargazo era previamente muy pequeño.

Wang y colaboradores hicieron estimaciones del volumen de algas contenida en la banda de sargazo a partir de 2011, año en el que se observó un incremento abrupto y significativo en dicho volumen. Con la excepción del año 2013, en el periodo entre 2011 y 2015 hubo un incremento progresivo en el volumen de sargazo, mientras que en 2016 y 2017 se observó una disminución del mismo, para aumentar espectacularmente en 2018 hasta alcanzar 20 millones de toneladas en peso. Esta cantidad es significativamente más grande que la observada en 2015. Por otro lado, si bien en el artículo de referencia no se incluyen datos para 2019, se sabe que en estos meses la situación ha empeorado, lo que concuerda con la crisis en las playas del caribe mexicano.

Con el objeto de entender las causas que originaron el aumento en la banda de sargazo en el Atlántico central en los últimos años, Wang y colaboradores desarrollaron simulaciones por computadora basadas en datos satelitales y en algunas mediciones tomadas de manera directa en los lugares de interés. Según los resultados obtenidos, el incremento en la banda de sargazo en el Atlántico central no está relacionado con intercambios con el mar de los Sargazos, sino con un incremento de nutrientes en la superficie del océano debido a dos causas. Una de estas causas es de origen natural y tiene que ver con el transporte de agua rica en nutrientes desde el fondo de océano a la superficie, frente a la costa occidental de África. Esto ocurre por variación en las condiciones climáticas. Una segunda causa está relacionada con actividades humanas: la descarga de agua del río Amazonas enriquecida con nutrientes por el incremento en la deforestación y el uso de fertilizantes.

Wang y colaboradores reconocen que sus conclusiones, basadas en datos satelitales y pocos datos experimentales tomados en sitio, deben ser corroboradas con investigaciones y mediciones adicionales. Apuntan, no obstante, que los datos satelitales de los últimos 20 años muestran que a partir de 2011 ocurrieron de manera abrupta cambios sustantivos en la formación de sargazo en el Atlántico central -fuera del “tradicional”, desde tiempos de Colón, mar de los Sargazos- y que esto es indicativo de que dichos cambios serán permanentes.

Con respecto a esto último, habría que cruzar los dedos, pues dado el caso, la solución al problema del sargazo en el caribe mexicano implicaría algo más que simplemente remover el volumen de algas hoy acumulado.

Comentarios