El primer laboratorio científico de la historia

Con una velocidad sin precedentes



Al igual que en años pasados, el último número de la revista “Science” incluye un listado de lo que considera son los descubrimientos científicos más relevantes del año que está por terminar. En dicha lista incluye como finalistas, entre otros, a la cura de dos enfermedades de origen genético por medio de tijeras moleculares para editar genes, al desarrollo de modelos más precisos para predecir el posible curso futuro del calentamiento global, y al descubrimiento de materiales superconductores a temperatura ambiente. El ganador absoluto, sin embargo, y en eso estaríamos con seguridad todos de acuerdo, es el desarrollo en tiempo récord de vacunas para combatir la pandemia de coronavirus que asuela al planeta.

Recordemos que fue apenas el 31 diciembre pasado que se dio a conocer un misterioso brote de casos de neumonía en la provincia de Wuhan, China, lo que propició un rápido desarrollo de acontecimientos. El 8 de enero se identificó que el causante del brote era un coronavirus y dos días después los científicos chinos hicieron pública su secuencia genómica. El 20 de enero se confirmó que el coronavirus se puede transmitir de humano a humano, y el 23 del mismo mes se inició al cierre de Wuhan. Con gran éxito, como se comprobaría posteriormente.

Desafortunadamente, esto último no fue el caso en otros lugares del mundo. Así, el 23 de febrero se declara el brote de coronavirus en Italia, y posteriormente en otros países europeos, mientras que el 26 de marzo la ciudad de Nueva York se convierte en el centro de la pandemia en los Estados Unidos. Entre tanto, el 16 de marzo, las vacunas de Moderna y CanSino entran en una fase de pruebas y, con velocidad sin precedentes, el 9 de noviembre, Pfizer y BioNTech anuncian que su vacuna tiene una eficacia del 90% y el 16 de noviembre Moderna hace lo propio al dar a conocer una eficacia del 95%. Y con todo esto, en un tiempo record, los programas de vacunación están ya en marcha en un buen número de países, incluyendo el nuestro.

Sin embargo, no todo será miel sobre hojuelas por los problemas logísticos que implica vacunar a miles de millones de personas a lo largo del mundo. Los Estados Unidos, por ejemplo, tiene planeado vacunar a 20 millones de estadounidenses antes de terminar el año, pero hasta la mañana de ayer sábado apenas había logrado aplicar unos dos millones de vacunas, según el portal de noticias de CNN. Restan entonces seis días para vacunar a 18 millones de personas, a razón de dos millones de personas por día. En estas circunstancias, la cadena CNBC cita al director de los Institutos Nacionales de Salud quien declaró que si el gobierno de los Estados Unidos no alcanza la meta trazada al final del año, tiene la esperanza que los norteamericanos “entenderán que se trata de un desafío logístico de enormes proporciones”.

El programa de vacunaciones masivo –incluyendo el de México- empezó con la vacuna producida por Pfizer BioNTech, la cual presenta problemas de distribución particularmente serios, dado que debe mantenerse a una temperatura de menos 70 grados centígrados para evitar su degradación. Para el transporte de la vacuna, Pfizer diseñó una caja que puede mantener esta temperatura hasta por 30 días empleando hielo seco como refrigerante. Con el objeto de asegurar que durante el transporte no ocurra un accidente que eleve la temperatura por arriba de lo indicado, la caja está equipada con sensores de temperatura cuya lectura es enviada a un centro de control. Una vez entregada la caja con las vacunas, sin embargo, Pfizer no se hace responsable de su manejo y desconecta los sensores de temperatura, especificando que una vez descongelada, la vacuna puede almacenarse a la temperatura de un refrigerador común solo por un máximo de 5 días. En estas condiciones, el gobierno norteamericano ha tomado cartas en el asunto y ha contratado a una compañía para que se haga cargo del monitoreo de la temperatura de las vacunas en tanto se usan.

Ciertamente, la vacuna de Moderna -la otra disponible por el momento- requiere solamente de una temperatura de menos 20 grados centígrados, que está al alcance de un congelador común. En un inicio, sin embargo, según los expertos, será necesario utilizar todas las vacunas que sean aprobadas dadas las limitaciones en su producción.

Con la aparición de las vacunas para el Covid-19 tal parece que estamos viendo una luz al final del túnel. Habría que tomar en cuenta, sin embargo, que dicha luz es apenas un punto pequeñito y que posiblemente la solución a nuestros problemas no está tan a la vuelta de la equina como hubiéramos querido. Con todo y que se ha actuado a una velocidad sorprendente y sin precedentes.

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