Hogar, dulce hogar

Interés de la mayoría



Si tiene usted espíritu aventurero y le gustan las emociones fuertes, y tiene, además, 17,500 euros que le sobren, quizá pudieran interesarle las ofertas de vuelos a la estratosfera promocionados por la agencia Mig-Flug -fácilmente localizable en Internet-. Por esta cantidad, Mig-Flug ofrece vuelos en un MiG-29, un caza de fabricación rusa capaz de desplazarse a una velocidad 1.7 veces la velocidad del sonido. Durante el vuelo, el avión alcanzará una altitud máxima de 17-22 kilómetros, desde la cual podrá comprobar que la Tierra es, efectivamente, redonda. Podrá igualmente comprobar que el espacio es negro, si bien cubierto de estrellas, aun durante el día. Para mayor atractivo, experimentará durante el vuelo aceleraciones equivalentes a 8 veces la aceleración de la gravedad, y las maniobras y piruetas propias de un avión caza.

Para los más audaces, es posible que un vuelo que solo alcance una altura de 20 kilómetros no sea lo suficientemente excitante, en cuyo caso podrían considerar los vuelos suborbitales de las compañías “Virgin Galactic” y “Blue Origin”. Hay, sin embargo, un obstáculo para hacer uso de estas oportunidades: el costo del boleto, que es alrededor de 250,000 dólares en el caso de Virgin Galactic. En el caso de Blue Origin, el costo del vuelo, once minutos en total, sería aparentemente de decenas de millones de dólares. Así, a menos que seamos multimillonarios, nos tendríamos que quedar con las ganas de viajar al espacio.

Virgin Galactic y Blue Origin son dos compañías interesadas en desarrollar el turismo espacial y los viajes suborbitales de las últimas semanas fueron ampliamente publicitados con este propósito. Hay también compañías interesadas en el turismo a nivel orbital e, incluso más allá. Por ejemplo, la compañía “Orbital Assembly Corporation” tiene la intención de construir un hotel en una órbita terrestre, que ha llamado “Voyager Station”, y que sería terminado en el año 2027.

El hotel Voyager Station, cuyo proyecto puede ser consultado en Internet, consistirá de dos anillos concéntricos, el mayor con diámetro de 200 metros, unidos por tubos a manera de rayos de rueda de bicicleta. Tendrá 11,600 metros cuadrados de espacio habitable, el cual incluye suites individuales de 30 metros cuadrados y villas de 500 metros cuadrados para un máximo de 16 personas. Las instalaciones incluyen también un gimnasio, un bar y un restaurante. La estructura se mantendrá en rotación -tal como la estructura de doble anillo que aparece en la película 2001 Odisea de Espacio dirigida por Stanley Kubrick-, con el objeto de generar una gravedad de un sexto de la terrestre, de modo tal que una persona con un peso de 72 kilogramos pesaría en el hotel solamente 12 kilogramos. El hotel contará también con una zona de cero gravedad -en el centro de la estructura- con el objeto de que los huéspedes puedan experimentar la ingravidez. Con todas estas amenidades, no es difícil llegar a la conclusión que el hotel Voyager Station será uno de super lujo, que estará a la disposición de un número extremadamente pequeño de habitantes del planeta Tierra.

Por esto último, al igual que por otras consideraciones, los proyectos de desarrollo del turismo espacial son objeto de muchas críticas. Por ejemplo, en un artículo en línea publicado en el sitio “The Conversation”, Eloise Marais, del “University College London”, hace notar que la quema de los combustibles empleados para impulsar a los vehículos espaciales contamina, tanto las capas bajas de la atmósfera como la estratósfera. Blue Origin emplea como combustibles hidrógeno y oxígeno líquidos, los cuales al reaccionar producen vapor de agua, que afecta negativamente al clima terrestre, mientras que Virgin Galactic hace uso de combustibles que generan al quemarse dióxido de carbono, óxidos de nitrógeno y partículas de carbón.

Según Marais, el efecto que todos estos contaminantes tienen sobre el clima de la Tierra es incierto y más estudios son necesarios para precisarlo. No obstante, señala Marais, sabemos que dos tercios de los gases de combustión se expelen a alturas entre 12 y 85 kilómetros, en donde contribuyen a destruir la capa de ozono que nos protege de la radiación ultravioleta. Sabemos también que los gases expelidos por los vehículos espaciales son contaminantes atmosféricos que contribuyen al calentamiento global. La misma reentrada de las naves espaciales a la atmósfera que produce altas temperaturas hace que el nitrógeno del aire se combine con el oxígeno para generar óxidos de nitrógeno.

Así, a reserva de que sea estudiado con detalle el efecto que tendrían los viajes de turismo espacial sobre el clima del planeta, no pareciera faltarle la razón a aquellos que piensan que no debe prevalecer el interés de los dueños de las empresas espaciales, y de los pocos multimillonarios con capacidad para realizar turismo, espacial sobre el interés de la inmensa mayoría de habitantes de este planeta. Aunque los ricos tengan que conformarse con emociones más de este mundo.

Comentarios

  1. Lamentable estas consecuencias, dado que el turismo espacial llegó para quedarse.

    ResponderBorrar
No se le olvide presionar "PUBLICAR" para que su comentario se grabe!!!

Publicar un comentario