El primer laboratorio científico de la historia

Cavernícolas a la moda



En la cultura popular los hombres cavernícolas frecuentemente se representan greñudos y con la barba crecida, algunas veces armados con un hacha de piedra -como Trucutú en las tiras cómicas de los años cincuenta del siglo pasado-, otras con un garrote al hombro, pero siempre vestidos con pieles de animal. Por otro lado, en la recreación de la vida en la prehistoria frecuentemente se superponen épocas que en realidad están separadas por decenas de millones de años, en el mejor de los casos. Por ejemplo, en la película “El cavernícola”, estrenada en 1981, podemos ver a Ringo Starr y a sus compañeros correr despavoridos para ponerse a salvo del ataque de un dinosaurio de cartón. La película nos presenta esta escena por más que los dinosaurios hayan desaparecido cuando a nuestra especie aun le faltaban más de sesenta millones de años para hacerse presente sobre la superficie del planeta.

Por lo demás, si bien sería esperable que los cavernícolas, dada su vida agitada, siempre se mostraran greñudos y barbudos, no resulta claro cuándo empezaron a vestirse con pieles de animal. Afortunadamente, esto último está empezando a develarse, tal como se discute en un artículo aparecido la semana que hoy termina en la revista “iScience”. Dicho artículo fue publicado por un grupo de investigadores encabezado por Emily Hallett del Instituto Max Planck en Jena, Alemania.

En su artículo, Hallett y colaboradores describen el hallazgo de herramientas de hueso en la “Cueva de los Contrabandistas”, un sitio arqueológico localizado a unos 250 metros de la costa atlántica de Marruecos. Los investigadores exploraron dicha cueva con el objetivo de averiguar cuál era la dieta de sus primitivos moradores hace 90,000-120,000 años. Con este propósito recogieron huesos de animales encontrados en su interior para determinar a qué especies correspondían y si estos habían sido utilizados como alimento.

En su investigación Hallett y colaboradores encontraron huesos de animales que, efectivamente, mostraban signos de haber sido parte de la alimentación de los moradores de la cueva. Al mismo tiempo, sin embargo, encontraron huesos que habían sido tallados cuidadosamente con el propósito claro de fabricar herramientas. Especulan los investigadores que estas herramientas, en la forma de una espátula con extremos redondeados, se usaban para limpiar y curtir pieles de animales para fabricar prendas de vestir. Esta conclusión está reforzada por el hecho de que en la cueva se encontraron huesos con marcas que no correspondían a las marcas típicas encontradas en huesos de animales sacrificados con propósitos de alimentación. Y sí, por el contrario, consistentes con el propósito de remover en una sola pieza la piel del animal.

De este modo, encontraron Hallett y colaboradores evidencia de que hace 100,000 años nuestros ancestros ya utilizaban prendas de vestir, y en este sentido surge la pregunta: ¿qué fue lo que los impulsó a los moradores de la Cueva de los Contrabandistas a cubrirse el cuerpo? Ciertamente, dado lo delgado de la piel humana, una cubierta de piel de animales habría proporcionado protección en contra de las temperaturas bajas. Sin embargo, apuntan los expertos, esto que es válido para el clima frío del norte de Europa, lo es menos en Marruecos, en donde la temperatura era más moderada.

En estas condiciones surge una segunda pregunta: ¿se habrían vestido los moradores de la Cueva de los Contrabandistas simplemente por el gusto de hacerlo y andar bien presentados? Esta es, por supuesto, una pregunta fascinante para la que desafortunadamente por el momento no tenemos respuesta. Hacen notar los expertos, sin embargo, que la introducción del vestido en la prehistoria coincide con la aparición de adornos personales con conchas marinas, que claramente no tienen un propósito práctico. Queda pues abierta la pregunta de si la moda en el vestir es más vieja de lo que hubiéramos imaginado, y si tiene una antigüedad de cuando menos 100,000 años.

Los resultados de Hallett y colaboradores, por otro lado, apoyan la imagen popular del cavernícola vestido con pieles. Esto, al menos en lo que respecta a los cavernícolas que vivieron desde hace unos 100,000 años a la fecha. No hay apoyo alguno, por el contrario, para escenas de cavernícolas luchando o huyendo de dinosaurios más o menos reales. Con la excepción, por otras razones, de la película “El Cavernícola”, que resulta muy divertida.

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