El primer laboratorio científico de la historia

Tiempo de rectificar



Forzado por el cambio climático, el mundo ha emprendido un cambio energético. No con la decisión suficiente, sin embargo, de acuerdo con la Agencia Internacional de Energía (AIE). En efecto, en su “Energy Outlook 2001”, la AIE considera que, con las políticas energéticas vigentes, el incremento en la temperatura del planeta con respecto a su valor preindustrial podría alcanzar 2.6 grados centígrados al final del presente siglo. Este valor está muy por encima de los 1.5 grados centígrados, valor que los expertos consideran es el máximo permisible para prevenir un desastre climático. Además, ni aun con los recortes en la emisión de gases de invernadero prometidos por los países del mundo, será posible limitar el calentamiento global a 1.5 grados centígrados

En estas condiciones, la AIE considera que es necesario implementar políticas más agresivas con el fin de que en el año 2050 se produzca un equilibrio entre el volumen de gases de invernadero emitidos a la atmósfera y el volumen de gases de invernadero removidos de la misma, lo que sí permitiría limitar el incremento de temperatura global a niveles aceptables.

Establece la AIE cuatro ejes para alcanzar la meta fijada. Considera primeramente que debe impulsarse masivamente el uso de la energía eléctrica en sectores tales como el transporte y la calefacción. Esto incluye la sustitución de los vehículos con motor de combustión interna por vehículos eléctricos, que sabemos es un proceso que está ya en marcha. De hecho, hay fabricantes de automóviles que han puesto fecha para dejar de producir vehículos con motor de gasolina.

Por otro lado, la electrificación masiva tiene sentido si la energía eléctrica a consumir se genera con un bajo impacto atmosférico, sin quemar combustibles fósiles tal como ocurre en una central termoeléctrica. En este sentido, la AIE considera que, entre otras medidas, se requiere instalar dos veces más paneles solares y turbinas de viento que los que actualmente se contemplan en los planes más ambiciosos.

Un segundo aspecto considerado por la AIE es el incremento de la eficiencia energética; es decir, usar menos energía para hacer lo mismo. En ese sentido la electrificación contribuye de manera positiva, pues hay dispositivos eléctricos que son más eficientes que sus contrapartes que usan combustibles fósiles. Es el caso, por ejemplo, de los automóviles eléctricos, que -según apunta la AIE- usan un 70 por ciento menos energía por kilómetro recorrido que los automóviles de gasolina.

Una tercera medida es la supresión de las emisiones a la atmósfera de metano durante la extracción y el manejo de los combustibles fósiles. La importancia de esta medida puede apreciarse si recordamos que el metano es un gas de invernadero ochenta veces más potente que el dióxido de carbono, si bien tiene un menor tiempo de vida en la atmósfera.

Finalmente, considera la AIE que debe impulsarse en la presente década innovación en tecnologías limpias de generación de energía, aun si el impacto de esta innovación sólo repercuta hasta las siguientes décadas. Se cuenta ya con todas las tecnologías necesarias para alcanzar las metas de reducción de emisiones en 2030. No es el caso de las metas para 2050, para las cuales será necesario contar con tecnologías que están en la actualidad en fase de desarrollo con el fin de cumplirlas en su totalidad.

Afirma la AIE que las medidas a implementar son viables desde el punto de vista tanto tecnológico como económico y que estas crearán a un enorme mercado para tecnologías limpias de generación de energía. En este sentido, tenemos que en la transición energética las energías solares y eólicas juegan un papel central. Estas fuentes energéticas, sin embargo, son intermitentes y requerirán de sistemas de almacenamiento que proporcionen energías cuando dichas fuentes no estén disponibles -por ejemplo, por la noche en el caso de la energía solar-. El mercado para las baterías de litio será entonces enorme. De hecho, en las proyecciones del AIE dicho mercado tendrá un crecimiento en las próximas décadas varias veces más grande que el crecimiento de otras tecnologías limpias, incluyendo las de los paneles solares y los aerogeneradores.

Así, el mundo ha entrado en una fase de cambio energético, que si bien no estaría ocurriendo a la velocidad deseada, sí dejaría muy lejos aquella época de derroche energético -a mediados del siglo pasado- en la que no éramos plenamente conscientes de que, con el tiempo, con nuestros desechos, habríamos de poner en peligro al clima de la Tierra.

Comentarios

  1. La gran barrera a la implementación de medios limpios para producir electricidad es la que imponen gobernantes que ya sea que ignoran o no entienden la dinámica que describe el Dr Alfonso Lastras, o les mueven intereses particulares. Sería interesante saber los alcances y perspectivas de instancias como Green Peace, y la ejemplar chica Greta. No es improbable que existan otras instancias o grupos con doctrinas diferentes. Se habla de un "Club de Remy", que desde consideraciones aparentemente más complejas, incluyendo política, religión y ciencia que plantean mejoras socioeconómicas diferentes a los planteamientos del cambio climático.

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