El primer laboratorio científico de la historia

Caballo que alcanza gana



Nuestro futuro energético está sin duda alguna centrado en el Sol, que no solamente irradia la superficie de nuestro planeta con una cantidad de energía que es varios miles de veces más intensa que la que necesitamos para todas nuestras actividades, sino que además constituye una fuente de energía prácticamente inagotable y, en principio, no contaminante del medio ambiente. A pesar de todas sus cualidades positivas, sin embargo, la radiación solar no ha sido la fuente de energía que el mundo utilizó para llevar a cabo la revolución industrial de los últimos dos siglos que, como sabemos, se ha basado primordialmente en los combustibles fósiles, primero el carbón y luego el petróleo y el gas natural.

Una razón de fondo para que así haya ocurrido resulta más o menos obvia: es más fácil prenderle fuego a un material combustible que construir un dispositivo para convertir la energía del sol en otra forma de energía más conveniente. Por supuesto, en su momento no fue fácil construir una máquina que usara el calor producido por la combustión del carbón para generar vapor de agua y mover un pistón mecánico que potenciara la actividad industrial. Más difícil, sin embargo, fue idear y construir un panel solar que capturara la luz solar y la convirtiera en energía eléctrica, pues para esto se necesitaron sofisticadas teorías físicas y el desarrollo de tecnologías igualmente sofisticadas para la purificación, tratamiento y manipulación de materiales, las cuales no estuvieron disponibles hasta mediados del siglo pasado.

De manera adicional, al margen de sus cualidades positivas, la energía solar tiene puntos negativos. Uno de ellos es su dilución. Es decir: si bien la cantidad de energía que incide sobre toda la superficie de la Tierra es enorme, la que incide en un metro cuadrado de terreno es apenas suficiente para encender un televisor de tamaño mediano -cuando brilla el sol, por supuesto-. Así, es necesario cubrir con paneles solares un área relativamente grande para casi cualquier aplicación práctica. En contraposición, la energía contenida en un combustible fósil está altamente concentrada -puede incluso explotar, como bien sabemos- y es fácilmente transportable, además de que está disponible a toda hora del día. Por todo lo anterior, no es sorprendente que los combustibles fósiles le hayan tomado la delantera a la energía solar.

No obstante, a partir de la crisis del petróleo de 1973 y dado el creciente problema de contaminación ambiental, la energía solar ha tomado un papel cada vez más relevante, a un grado tal que actualmente se considera que es una tecnología clave para limitar el calentamiento del planeta. Con respecto a esto, un reporte dado a conocer el pasado 1 de diciembre por la Agencia Internacional de Energía (AIE), predice que el presente año terminará con un incremento de 290 gigawatts en la capacidad mundial de generación de energía eléctrica por fuentes renovables, de los cuales 160 gigawatts corresponderán a la energía solar. El incremento en la capacidad de generación de electricidad por energía solar que se dará en 2021 -un 17 por ciento-, no tendría precedente, y sería equivalente a 100 centrales nucleares como la de Laguna Verde en el estado de Veracruz.

En el mediano plazo, la AIE espera que en el año 2026 la capacidad de generación de energía eléctrica renovable se incremente un 60 por ciento con respecto a su nivel en 2020 y alcance un nivel equivalente al nivel actual combinado de generación de electricidad por combustibles fósiles y energía nuclear.

El incremento en la capacidad instalada de energías renovables se dará a pesar de la elevación de los costos de insumos clave para la fabricación de paneles solares y turbinas de viento, ayudado por la elevación en los costos de los combustibles fósiles. No obstante, la AIE predice que si continúan los altos costos de las materias primas a lo largo de 2022, podrían desaparecer las reducciones de costos de la energía solar que se han acumulado en los últimos tres años.

De un modo u otro, y a pesar de su rezago inicial, la energía solar se ha convertido en una tecnología de generación de energía limpia que será clave para combatir el cambio climático en los decenios por venir. No obstante, la AIE advierte que, aun con la impresionante velocidad con la que están creciendo, las energías renovables tendrían que doblar su velocidad de crecimiento si se ha de alcanzar la meta de emisión cero de contaminantes fijada para la mitad del presente siglo. Quedarían, pues, algunos esfuerzos por hacer.

Comentarios

  1. Muy interesante publication, bravo por todos los que estan interesados en un ambiente mas Sano .

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  2. El crecimiento de este tipo de tecnologías es exponencial. Ya hay aplicaciones para vidrios de ventanas y ya es muy común verlo en los techos de las casas y edificios.
    Otro aspecto que cuando se usa hace el sistema poco ecológico es el uso de baterías para almacenar la energía y usarlo de noche, que se liga a un artículo que ya es escribiste sobre las baterías. Lo interesante de la energía solar es cuando está conectada a la red y se distribuye y comparte.

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