Hogar, dulce hogar

Hace 50,000 años



Ciertamente, no tenemos noticias de que un orangután en la selva haya sido avistado fabricando una herramienta de piedra y usarla, por ejemplo, para abrir una fruta que pretende comer. No lo hemos presenciado quizá porque para este propósito le bastan sus dientes. O bien, debido a que los orangutanes no son lo suficientemente inteligentes para concebir, fabricar y usar herramientas.

Si bien esto último es lo que posiblemente se nos viene a la mente en primera instancia, un artículo publicado esta semana en la revista Plos One arroja dudas al respecto. En efecto, en dicho artículo se describen los resultados de experimentos llevados a cabo con cinco orangutanes que habitan en zoológicos en Noruega y el Reino Unido, los cuales demuestran que estos animales, sin ningún entrenamiento, son capaces de utilizar una herramienta filosa de piedra para abrir una caja. Son, además, capaces de aprender por imitación el proceso de fabricación de una herramienta de piedra.

Evolutivamente, nuestra especie y la de los orangutanes están muy separadas y tendríamos que remontarnos trece millones de años hacia el pasado para encontrar un ancestro común. Los diferentes caminos evolutivos nos han hecho lo suficientemente diferentes para que no experimentemos ninguna incomodidad ante la presencia de un orangután -pese a que su aspecto físico comparte algunas semejanzas con el nuestro y a que ha dado pruebas de inteligencia-. Como especie, no hay ninguna duda de que somos superiores a los orangutanes, como lo somos con respecto a cualquier otra especie viviente sobre la tierra.

Esto último, sin embargo, es solamente una circunstancia del tiempo que nos tocó vivir y la situación habría sido muy diferente hace cuarenta mil años, cuando nuestra especie convivió en Europa con los neandertales. Como sabemos, los neandertales habitaron el continente europeo por cientos de miles de años antes de extinguirse hace unos cuarenta mil años, coincidiendo con el arribo de nuestra especie a dicho continente. Por esta coincidencia, se ha especulado que los neandertales se extinguieron de manera súbita ante el embate del homo sapiens, cognitivamente superior.

Tal parece, no obstante, que dicha especulación es demasiado optimista con respecto a nuestra supuesta superioridad sobre los neandertales. En este sentido son las conclusiones de un artículo aparecido el pasado 9 de febrero en la revista “Science Advances”, publicado por un grupo internacional de investigadores encabezado por Ludovic Silmak de la Universidad de Toulouse en Francia.

En su artículo, Silmak y colaboradores reportan el descubrimiento de restos dentales y de instrumentos de piedra en la cueva Mandrin en el sur de Francia, los cuales demuestran la presencia en dicha cueva de humanos modernos hace unos 55,000 años. Esto es, el homo sapiens habría llegado a Europa unos 10,000 años antes de lo que se pensaba.

Aún más, los hallazgos indican que la cueva Mandrin estuvo ocupada de manera alternada por humanos modernos y por neandertales. En efecto, los investigadores encuentran evidencias de ocupación por neandertales hace 60,000 años y de la subsecuente ocupación por humanos modernos, seguidamente de la ocupación por neandertales y finalmente por humanos modernos. Así, el proceso de extinción de los neandertales fue más complejo de lo que se creía y no habría ocurrido de manera súbita por el embate de una especie evolutivamente superior. Por lo contrario, al menos en lo que respecta a la cueva Mandrin, se dio un ir y venir lo largo de miles de años, hasta que finalmente prevalecieron los humanos modernos.

De este modo, de haber vivido en Europa hace 50,000 años, habríamos convivido con una especie con un aspecto ciertamente distintivo -con un cuerpo más robusto y con arcos ciliares prominentes, entre otras características-, pero no demasiado diferente al nuestro. Y con una inteligencia tampoco alejada de la nuestra en demasía, como lo demuestran las sofisticadas técnicas que desarrollaron para fabricar herramientas de piedra. Incluso, es ahora claro que una cruza entre los neandertales y los humanos modernos, cuyo material genético acusa una herencia de los primeros.

Así, hace 50,000 años no teníamos exclusividad en el planeta como la única especie con una inteligencia superior. De esta forma, nuestros ancestros tendrían que haber estado acostumbrados a no tener la exclusividad en este sentido. Por otro lado, si alguno de nosotros, en una máquina del tiempo, se hubiera trasladado 50,000 años hacia el pasado, se hubiera encontrado con una población diferente en muchos aspectos -con respecto a su especie-, pero igual en otros, incluyendo la inteligencia. Lo que, sin duda, habría sido toda una experiencia. En todo caso, de una naturaleza diferente a la que vagamente experimentamos con los orangutanes.

Comentarios

  1. Como de costumbre, el Dr Alfonso Lastras encuentra descubrimientos sorprendentes, y los presenta muy amenos,

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  2. Qué increíble investigación y qué bueno compartirla. Todos deberíamos conocer más de nuestros ancestros y comprender que, en su tiempo, fueron los mejores y gracias a sus experiencias nosotros hemos podido EVOLUCIONAR. SALUDOS!

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