El primer laboratorio científico de la historia

¿Pandemia exagerada?



De acuerdo con datos de la Universidad Johns Hopkins, el virus del Covid 19 ha infectado a más de 400 millones de personas y llevado a la muerte a casi seis millones alrededor del mundo; esto, en apenas un par de años desde su aparición en Wuhan, China, en enero de 2020. La variante Ómicron del virus ha sido particularmente rápida en su diseminación, produciendo números récord de nuevos infectados y reemplazando a la variante Delta en apenas unos meses. Afortunadamente, también ha sido menos virulenta.

Con todo y lo traumático que nos han resultado los dos últimos años de pandemia, podemos quizá sentirnos afortunados de vivir en una época de avances médicos y de higiene pública. Siglos atrás, nuestros antepasados no tuvieron la misma suerte. En este sentido, la historia nos habla de pandemias que aterrorizaron a poblaciones sin medios para defenderse por ser totalmente ignorantes de las causas de la enfermedad. Uno de los ejemplos más citados al respecto es la peste negra que azotó a Europa en el siglo XIV y que habría acabado entre el 30 por ciento y el 50 por ciento de la población en el curso de unos cuantos años.

Esto último es la versión más extendida, basada en textos históricos. Es posible, sin embargo, que la devastación que produjo la peste negra haya sido exagerada. A esta conclusión llega un artículo aparecido esta semana en la revista “Nature Ecology and Evolution”, el cual fue publicado por un grupo internacional de investigadores encabezado por Adam Izdebski, del “Max Planck Institute for Science of Human History” en Jena, Alemania. En su artículo, Izdebski y colaboradores sostienen que, si bien hubo zonas de Europa altamente devastadas por la pandemia -de acuerdo con evidencias históricas-, esto no fue algo generalizado en todo el continente. Llegan a esta conclusión mediante un estudio paleoecológico, empleando el procedimiento que se describe a continuación.

Izdebski y colaboradores señalan que del 75 por ciento al 90 por ciento de la población de Europa en el siglo XIV era rural, y que la muerte de un gran porcentaje de esta población hubiera dejado grandes extensiones de tierra sin cultivar. Con esto, las plantas cultivadas en las superficies agrícolas habrían sido sustituidas por pastizales o por la vegetación propia del lugar. De este modo, si se encontrara un cambio en la vegetación de las tierras agrícolas se obtendría evidencia del colapso poblacional producido por la pandemia de peste.

Pero ¿cómo podrían averiguar Izdebski y colaboradores si en tal o cual lugar hubo una invasión de la superficie agrícola por otras plantas? Lo hicieron estudiando los granos de polen que, arrastrados por el viento, terminaron atrapados en una capa de tierra y rocas en el fondo de lagos y humedales, que se constituyen de este modo en testigos del pasado vegetal de las cercanías. La información proporcionada por el polen será más antigua en cuanto mayor sea la profundidad a la que se encuentra en la capa de tierra en el fondo del lago.

Para llevar a cabo su estudio, los investigadores tomaron 1, 634 muestras del fondo de 261 lagos y humedales en 19 países de Europa y se enfocaron a estudiar los cambios en el polen atrapado en intervalos de cien años, antes y después del año 1,350, alrededor del cual se inició la pandemia. Encontraron, que, si bien hubo lugares en los que se produjo un colapso poblacional, entre las que se encuentran áreas del centro de Italia y de Francia, lo mismo que del sur de la península escandinava y de Grecia, también hubo otras regiones en las que no se registra un nivel apreciable de afectación por la pandemia. En algunas áreas incluso se observa un incremento en la superficie cultivada. Este es el caso de una región en el centro de la península ibérica, y de extensas áreas en Polonia y Rusia.

Los resultados de Izdebski y colaboradores muestran que muy posiblemente el colapso de la población de Europa por la peste negra haya sido exagerado. Ciertamente, de acuerdo con los textos históricos, hubo regiones altamente devastadas -lo que es corroborado por el estudio-, pero esto no fue un fenómeno generalizado.

De un modo u otro, los europeos sobrevivieron a la peste negra, de la misma manera que hemos sobrevivido a muchas otras pandemias provocadas por diversos patógenos a lo largo de la historia. Y esto nos da esperanzas de que, a la brevedad posible, logremos salir de la pandemia que nos tocó vivir.

Después de todo, contamos para defendernos con medios infinitamente superiores en comparación con los de nuestros antepasados de la Europa medieval, quienes atribuían la enfermedad a las causas más dispares, desde la corrupción del aire hasta los fenómenos astronómicos. Lo que, por supuesto, no los llevó a ningún lado.

Comentarios

  1. Siempre es sorprendente como los investigadores científicos encuentran fenómenos, parámetros y datos correspondientes para inferir lo que ocurrió tiempo atrás. Y de costumbre, el Dr Alfonso Lastras encuentra eventos yla manera amena y atractiva para difundirlos

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