Hogar, dulce hogar

¿Un poco más aturdidos?



¿Cuál es la relación que existe entre el ajedrez y la contaminación del aire? A primera vista no pareciera que hubiera alguna. A menos que, por ejemplo, consideráramos que quizá no es recomendable jugar una partida de ajedrez en algún jardín cuando haya un episodio severo de contaminación atmosférica. Un artículo publicado en línea el pasado 26 de enero en la revista “Management Science”, sin embargo, encuentra que sí hay una relación, más permanente que contingente, entre el ajedrez y la contaminación. Dicho artículo fue publicado por un grupo de investigadores encabezado por Steffen Khunn de la Universidad de Maastrichst en los Países Bajos.

En su artículo, Khunn y colaboradores reportan los resultados de un proyecto de investigación llevado a cabo para averiguar en qué medida la contaminación del aire en un espacio interior afecta el desempeño de un jugador profesional de ajedrez. Se sabe que dicha contaminación afecta negativamente las habilidades cognitivas de una persona y que el ajedrez es un ejercicio en el que los jugadores despliegan precisamente dichas habilidades. Así, los investigadores esperaban encontrar una relación entre la contaminación del aire y la decisión estratégica que un jugador de ajedrez tomara al realizar un movimiento para ganar la partida jugadas más adelante.

En su investigación, Khunn y colaboradores analizaron más de 30,000 movimientos que realizaron 121 jugadores en 607 juegos, llevados a cabo en tres torneos oficiales de ajedrez en Alemania en los años 2017-2019. Los torneos tuvieron una duración de 8 semanas, lo que dio suficiente tiempo para evaluar el desempeño de los jugadores en condiciones cambiantes de contaminación del aire.

Los investigadores centraron su estudio en la contaminación por partículas con tamaños menores a 2.5 micrómetros. Estas partículas, que se consideran son el mayor riego medioambiental para la salud humana, se generan por fuentes múltiples, incluyendo los motores de combustión interna, los fuegos forestales y de desechos agrícolas, y la quema ineficiente de combustibles.

Durante su estudio Khunn y colaboradores instalaron un detector de partículas contaminantes para medir su concentración en el recinto en el que se llevó a cabo el torneo y evaluaron el desempeño de los jugadores bajo diferentes concentraciones de contaminantes. Los movimientos de ajedrez de los jugadores fueron analizados con un algoritmo de inteligencia artificial que determinó que tan cercanos o lejanos estaban de un movimiento óptimo. Como resultado, los investigadores reportan: “En general, nuestros hallazgos muestran que las concentraciones en espacios interiores de partículas contaminantes empeoran significativamente la capacidad de los sujetos para seleccionar el movimiento óptimo”. Así, un incremento relativamente pequeño en la concentración de partículas incrementa en más de 25 por ciento la probabilidad de que un jugador cometa un error.

Por otro lado, habría que recordar que los jugadores en un torneo juegan con un límite de tiempo, que los obliga a hacer los primeros 40 movimientos en un tiempo fijo. De no hacerlo pierden la partida, lo que los pone bajo presión en la medida en que se acerca el límite de tiempo. En su estudio, los investigadores encuentran que la medida en que se acerca este límite, el efecto de la contaminación sobre el desempeño de los jugadores se amplifica. Así, la contaminación tiene una influencia negativa sobre la toma de decisiones de un jugador de ajedrez, sobre todo si está bajo presión.

Dicho lo anterior, habría que señalar que el interés de Kuhnn y colaboradores no es por el ajedrez por sí mismo. Lejos de esto, a través del estudio de las decisiones que tomaron los jugadores de ajedrez bajo condiciones cambiantes de contaminación del aire, buscaron determinar en qué medida dicha contaminación afecta las habilidades cognitivas de un trabajador en una empresa, y por tanto su proceso de toma de decisiones estratégicas, que es de importancia central para la misma. Según Khunn y colaboradores, sus resultados “Resaltan los beneficios de invertir en infraestructura para proteger a los trabajadores contra los peligros externos y para mejorar la calidad del aire el interior de los edificios”.

Resultaría así que la contaminación atmosférica, más allá impulsar un cambio climático y de afectar nuestra salud, podría también aturdirnos y entorpecer nuestra capacidad para tomar decisiones, sobre todo si estamos bajo presión.

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