El primer laboratorio científico de la historia

Colonos espaciales



Como informaron los medios de comunicación, Space X logró en días pasados la aprobación gubernamental para el vuelo de prueba de su cohete Starship, el cohete más poderoso jamás construido, capaz de colocar en órbita una carga de 150 toneladas. De acuerdo con Elon Musk de Space X, la nave Starship será el vehículo para llevar misiones tripuladas a Marte en fecha tan cercana como el año 2026. Si bien los expertos consideran poco factible llegar hasta Marte con una misión tripulada en 2026, con seguridad esto ocurrirá en un futuro cercano.

Sin embargo, llegar hasta Marte con una tripulación de unos pocos astronautas es una cosa, y otra mucho más difícil es establecer ahí una colonia permanente como algunas veces se propone, pues el medio ambiente en Marte es mucho más hostil de lo que a primera vista sugieren las fotografías que desde ese planeta nos han hecho llegar las sondas automáticas colocadas en su superficie.

En este sentido, no podemos extrapolar las dificultades que encontraron, por ejemplo, los europeos para colonizar el Nuevo Mundo, con las que enfrentarán los exploradores en a Marte. Así, si Magallanes y Elcano se enfrentaron con un inmenso océano desconocido al dar la vuelta al extremo sur del continente americano, lo mismo que con el escorbuto por la dieta deficiente que fueron forzados a llevar, esto será nada comparado con lo que enfrentarán los futuros exploradores de Marte, pues, entre otras cosas, no tendrán aire para respirar.

Colonizar Marte u otras regiones del espacio es extremadamente difícil por una razón muy simple: los colonos enfrentarían un medio ambiente marcadamente diferente del medio terrestre en el que evolucionaron como especie. Así, por ejemplo, en la Tierra evolucionamos bajo la influencia de una fuerza fija de gravedad, mientras que en el espacio esta fuerza no existe. Los colonizadores europeos, enfrentaron condiciones ambientales difíciles, pero siempre dentro del mundo en el que habían evolucionado.

En un artículo aparecido esta semana en la revista “Frontiers in Astronomy and Space Sciences”, se analizan las dificultades a vencer para reproducir en el espacio las condiciones ambientales de la Tierra, como un requisito indispensable para la colonización del espacio. El artículo fue publicado por Lee Irons y Morgan Irons, de Norfolk Institute y Cornell University, respectivamente.

Los investigadores consideran en primer lugar a la gravedad, que crea diferencias en la presión de los fluidos corporales a lo largo del cuerpo y en función de la altura -de manera similar a como la presión en una alberca se incrementa con la profundidad. En la ausencia de gravedad, la diferencia de presiones desaparece y con esto resulta afectada la fisiología del cuerpo que está sintonizada con dicha diferencia. En el espacio, es posible generar una fuerza de gravedad mediante una estructura rotante de grandes dimensiones -como la que aparece en la película “2001 Odisea del Espacio”. Como mencionan los autores, sin embargo, si bien esto simularía la fuerza de gravedad, no podría producir una diferencia de presiones en los fluidos corporales. Para esto, el aire en el interior de la estructura tendría también que rotar, y para esto se necesitaría una provisión continua de energía.

Un segundo factor es la atmósfera de oxígeno que en la Tierra es mantenida de manera natural y autosustentable. En el espacio, dicha atmósfera tendría que ser mantenida artificialmente, lo que implica un gasto de energía. Además, si ocurriera una falla no habría un mecanismo natural que la restaurara y la colonia colapsaría.

Por lo demás, el tamaño y la complejidad de la colonia dependería de la cantidad de energía que estuviese a su disposición, y en la medida en que dicha colonia estuviese más alejada del Sol la energía sería más escasa. En este respecto, como comentan los autores, si la civilización actual fuera relocalizada en un lugar en el espacio en donde hubiera un menor acceso a la energía, la civilización humana tendrá un declive hasta llegar a un estado compatible con la energía disponible. Así, de manera incontrolable, las cadenas de aprovisionamiento desaparecerán, los recursos se agotarán, los sistemas sociales y de gobierno desfallecerá o colapsarán, la población disminuirá, lo mismo que la diversidad genética, y el conocimiento humano será olvidado.

Así, enviar una misión tripulada a Marte con un puñado de viajeros será sin duda una realidad en un futuro cercano, si bien no previsible. En la visión de los autores, por lo contrario, establecer una colonia permanente autosustentable será bastante más difícil de lograr.

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