El primer laboratorio científico de la historia

Nada perdemos probando



Una interesante fotografía, que puede ser encontrada en Internet, muestra a Thomas Alva Edison en un primer plano durmiendo debajo de un árbol, y más atrás al presidente de los Estados Unidos, Warren Harding, sentado en una silla leyendo un periódico. La fotografía fue tomada en Maryland en julio de 1921 en un campamento de verano. Si bien la situación retratada es por demás curiosa, habría que recordar que Edison solía dormitar sosteniendo esferas con ambas manos, de modo tal que al quedarse dormido las esferas cayeran al suelo y lo despertaran.

Edison llevaba a cabo esta extraña práctica como un medio para estimular su creatividad como inventor. Su idea era que, al entrar en la primera fase del sueño, su cerebro estaría libre para encontrar una solución al problema que pretendía resolver. Y una vez que la encontrara, tendría que despertar rápidamente para hacerla consciente y evitar que se perdiera.

La técnica empleada por Edison habría funcionado, si hemos de juzgar por las más de mil patentes que le fueron otorgadas a lo largo de su carrera. Por lo demás, al margen de su éxito como inventor, las ideas de Edison son respaldadas en buena medida por investigaciones llevadas a cabo recientemente. Por ejemplo, en un artículo publicado en el número de diciembre de 2021 de la revista “Science Advances”, se reportan experimentos que demuestran que la zona intermedia entre la vigilia y el sueño es un punto de gran creatividad. El artículo fue publicado por un grupo de investigación encabezado por Celia Lacaux de la Sorbonne Université.

Como sabemos, existen dos etapas durante el sueño, una etapa inicial, que a su vez está dividida en tres subetapas, N1, N2 y N3, y una segunda etapa caracterizada por un movimiento rápido de los ojos, denominada REM por sus siglas en inglés. Lacaux y colaboradores se propusieron investigar la subetapa, N1 al inicio del sueño. Para este propósito, conjuntaron a un grupo de 103 voluntarios a los que se les proporcionó un problema matemático que podría ser resuelto rápidamente siguiendo una regla oculta. El descubrimiento de esta regla sería una medida de creatividad.

Para iniciar el experimento, los participantes llevaron a cabo 30 intentos de encontrar la solución, descartando a aquellos que pudieron encontrar la regla escondida. A todos los demás se les pidió descansar por 20 minutos con los ojos cerrados, sosteniendo un objeto con su mano derecha. Si alguno de los participantes dejaba caer el objeto, indicando que había entrado en la fase N1 del sueño, se le pedía que manifestara la cadena de pensamientos que tuvo antes de despertar por el ruido del objeto al golpear el suelo.

En esta etapa los participantes fueron divididos en tres grupos, un primer grupo con aquellos que permanecieron despiertos durante los 20 minutos, un segundo grupo de aquellos que alcanzaron la fase N1 del sueño sin pasar a un sueño más profundo, y un tercer grupo que avanzó hasta la etapa N2 l sueño.

Encuentran Lacaux y colaboradores que aquellos que permanecieron cuando menos 15 segundos en la etapa N1 del sueño durante el periodo de 20 minutos, triplicaron la probabilidad de encontrar la regla oculta en comparación con aquellos que permanecieron despiertos durante este periodo. Esta ventaja, sin embargo, desapareció para aquellos que avanzaron a una etapa más profunda del sueño.

Los resultados de Lacaux y colaboradores son apoyados por un estudio publicado el pasado 15 de mayo en la revista “Scientific Reports” por un grupo de investigadores encabezado por Adam Har Horowitz, de Massachusetts Institute of Technology. Al igual que en la investigación previamente citada, Horowitz y colaboradores encuentran que la primera etapa del sueño es un punto ideal de creatividad. Encuentran también que la creatividad puede ser estimulada en un determinado tópico, induciendo sueños relativos a ese tópico en la etapa N1.

Aparte de las experiencias de Edison, hay otras evidencias anecdóticas sobre el papel del sueño en la creatividad. En este sentido, Salvador Dalí habría usado una técnica similar a la de Edison para encontrar inspiración. También, es leyenda que el químico August Kekulé ideó la estructura del benceno, que tiene forma de anillo, después de soñar con una serpiente que se mordía la cola.

Tal parece entonces que podríamos estimular nuestra creatividad y resolver el problema que traemos en la cabeza de manera relativamente simple siguiendo el procedimiento de Edison: sentémonos tranquilamente en un sillón reclinable con un objeto en la mano y procuremos conciliar el sueño. Una vez que nos durmamos y el objeto caiga al suelo despertándonos, con suerte tendremos la solución a nuestro problema. En caso contrario, poco habremos perdido con haber hecho el intento.

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