El primer laboratorio científico de la historia

Inexactitudes cinematográficas



En una escena de la película “2001: Odisea del Espacio” del director Stanley Kubrick, podemos ver a una azafata a bordo de una nave espacial con una charola en sus manos, caminando en posición horizontal por las paredes del recinto y posteriormente de cabeza por el techo del mismo. Esto lo hace empleando zapatos que se adhieren a las superficies y en virtud de que en el espacio no hay gravedad, de modo tal que los conceptos arriba y abajo pierden su significado.

De la misma manera, en otra escena de la misma película vemos a los astronautas en viaje a Júpiter que hacen ejercicio corriendo en una superficie curva en el interior de una nave que rota para simular la fuerza de gravedad. Para filmar estas escenas, Kubrick se asesoró con expertos y produjo una película que resulta verosímil desde el punto de vista de las leyes de la física. Por este motivo, y por muchos otros elementos producto del genio de Kubrick, “2001: Odisea del Espacio”, estrenada en 1968, estableció una referencia para las películas de ciencia ficción.

Lo anterior viene a colación por el estreno esta semana de la película “Napoleón” del director Ridley Scott, que algunos especialistas han criticado por su falta de exactitud histórica. En particular, se señala que, durante su invasión a Egipto a finales del siglo XVIII, Napoleón nunca bombardeó la pirámide de Guiza tal como aparece en la película. De hecho, Napoleón tenía un gran aprecio por Egipto, como lo demuestra el hecho que haya llevado consigo como parte de la expedición militar, un batallón de más de 160 artistas y científicos de todas las disciplinas que estudiaron y documentaron el pasado egipcio, y con quienes Napoleón creó el “Instituto de Egipto” en El Cairo. Bombardear la pirámide de Guiza -una de las siete maravillas de la antigüedad- no pareciera entonces ser una acción que Napoleón hubiera considerado llevar a cabo.

Igualmente, consideran los expertos que la escena de la película de Scott en donde Napoleón asiste a la ejecución de María Antonieta nunca ocurrió. En el momento de dicha ejecución, en octubre de 1793 en París, Napoleón se habría encontrado en la ciudad de Tolón en el sur de Francia combatiendo a los realistas sublevados contra la república. De hecho, el éxito militar que Napoleón tuvo en Tolón fue el inicio de la carrera que lo llevó a convertirse en emperador. En otra inexactitud, María Antonieta habría llevado el cabello corto en el momento de su ejecución y no largo como aparece en la película.

Por otro lado, sorprende que, como respuesta a las críticas a las inexactitudes de su película, el director Scott haya preguntado a sus críticos: ¿Estuvieron ahí? No, no estuvieron, entonces ¿cómo pueden saber? En el mismo tenor, el director de una película de ciencia ficción en donde se oye un estruendo cuando algo explota en el espacio -de las que hay ejemplos- podría responder a quien mencionara que el suceso es imposible, pues en el espacio no hay aire y por tanto no hay sonido: ¿Ya estuvieron ahí para corroborarlo?

Incidentalmente, en algún momento, Stanley Kubrick planeó hacer una película sobre Napoleón. Sin bien sus intenciones finalmente no se concretaron, la información que recopiló para este fin la empleó para filmar la película “Barry Lyndon” de 1975, en la que un joven irlandés participa como combatiente en la Guerra de los Siete Años, librada en Europa entre los años 1756 y 1763. En esos años, por supuesto, aun no existía la luz eléctrica, y para situar a la película en la época, Kubrick filmó las escenas interiores empleando exclusivamente luz de velas.

El cine es una industria de entretenimiento y por tanto podríamos esperar que los directores de cine se tomaran algunas libertades históricas o de otro tipo para maximizar las probabilidades de que una película alcance el éxito comercial. Habría que preguntarse, sin embargo, si esto justifica que se falseen hechos históricos o se presenten escenas en donde se violan los principios de la física, sin que el director haga obvio que éste es el caso.

Por lo demás, directores como Stanley Kubrick demuestran que el negocio del cine no está necesariamente en contra de reflejar al mundo, pasado y presente, tal cual es.

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