El primer laboratorio científico de la historia

Contaminación por nano plásticos



Hoy en día podemos adquirir con unos cuantos pesos un peine de plástico ordinario, de unos 20 centímetros de largo, dividido en dos secciones, una con 75 de dientes y otra con 40 dientes. Así, podemos peinarnos a un costo esencialmente igual a cero. Esto no era el caso en el pasado, cuando los peines se fabricaban de manera artesanal empleando materiales como la madera, el hueso o el marfil y tenían un precio equivalente muy superior al de un peine de plástico. En este sentido, habría que considerar el enorme esfuerzo que era necesario para fabricar artesanalmente un peine de hueso o marfil con decenas de dientes separados por poco más de un milímetro.

El costo de un peine de plástico en la actualidad resulta tan bajo porque se fabrican en serie, empleando materiales de muy bajo costo. Como sabemos, la industria de los plásticos, que son materiales artificiales que no existen en la naturaleza, tuvo su origen en las primeras décadas del siglo pasado, y ha tenido tanto éxito que a los plásticos los podemos encontrar prácticamente en todas partes. En la actualidad, la producción anual de plásticos a nivel mundial está cerca de los 400 millones de toneladas.

Desafortunadamente, una vez que los plásticos cumplen con su vida útil se acumulan como desechos contaminantes a lo largo de todo el planeta -anualmente más de 30 millones de toneladas-. Se sabe que estos desechos plásticos sufren con el tiempo un proceso de fragmentación, generando lo que se conoce como micro plásticos, definidos como partículas de plástico con dimensiones entre 5 milímetros y un micrómetro. Para apreciar esta última dimensión, habría que recordar que el diámetro de un cabello humano ronda los 100 micrómetros.

Se sabe también que los micro plásticos se fragmentan aún más, dando lugar a los nano plásticos, definidos como partículas de plástico con dimensiones inferiores a un micrómetro. Los nano plásticos son motivo de preocupación entre los expertos, pues por su pequeño tamaño pueden traspasar las barreras biológicas y penetrar en el cuerpo humano, con una toxicidad que es aún desconocida.

Los nano plásticos están virtualmente en todas partes en el planeta Tierra, incluyendo en el agua que bebemos y en la comida que ingerimos. En particular, se sabe que están presentes en el agua potable embotellada en recipientes de plástico, y en este sentido, un artículo aparecido esta semana en la revista “Proceedings of the National Academy of Sciences” cuantifica la densidad de nano plásticos presente en algunas marcas de agua embotellada que se comercializa en los Estados Unidos. El artículo fue publicado por un grupo de investigadores encabezado por Naixin Quian de la Columbia University en Nueva York.

Para llevar a cabo su estudio, Quian y colaboradores desarrollaron una técnica que permite detectar partículas con dimensiones tan pequeñas como un décimo de micrómetro, al mismo tiempo que determina su composición química. Los investigadores detectaron un promedio de 240,000 partículas por litro de agua, un 90 por ciento de las cuales son nano plásticos. Esto representa de 100 a 1000 veces más partículas que las reportadas con anterioridad. Los investigadores pudieron detectar 7 diferentes tipos de plásticos en el agua analizada. Estos, sin embargo, representan apenas el 10 por ciento de todas las partículas detectadas. Es decir, la identidad química del 90 por ciento de estas partículas es desconocida.

Basados en los tipos de nano plásticos identificados, Quian y colaboradores sugieren que algunas de las partículas contaminantes pudieran haber sido liberadas de la botella de plástico durante el transporte o el almacenaje. En otros casos, los contaminantes pudieron haberse generado durante la producción del agua, posiblemente por la membrana utilizada en el proceso de purificación del agua. Así, dicho proceso habría producido agua contaminada con nano plásticos.

La Asociación Internacional del Agua Embotellada reaccionó de manera negativa al artículo de Quian y colaboradores y de alguna manera descalificó su método de determinación de nano plásticos. Así, en la página web de dicha asociación podemos leer: “Actualmente faltan métodos estandarizados y no hay consenso científico sobre los posibles impactos en la salud de las partículas de nano y micro plásticos. Por lo tanto, los informes de los medios sobre estas partículas en el agua potable no hacen más que asustar innecesariamente a los consumidores”.

Es difícil descalificar los resultados de Quian y colaboradores cuyo artículo pasó por un proceso riguroso de revisión de pares. Por otro lado, de acuerdo con los expertos, sí faltarían estudios sobre la toxicidad de los nano plásticos.

En conclusión, la emergencia de los plásticos no solamente nos permitió fabricar peines baratos para arreglarnos el cabello, lo mismo que un sinnúmero de otros objetos que nos cambiaron la vida, sino que también ha traído una contaminación invisible cuya toxicidad está por determinarse.

Comentarios

  1. Me resultó revelador y comprensible, dentro del alcance de una, por lo que se ve, contribución con una nueva herramienta de medición. El desarrollo de nuevos métodos de medición es algo que tanto ha dado lugar a nuevas invenciones, cuando se despliega el posible uso, no solo para otras mediciones, sino para otro aplicaciones, que suelen dar lugar a nuevas patentes, y es ahí donde es posible palpar las contribuciones a un público más amplio. En seguimiento personal, agradecería la referencia de Quian. Por otro lado, supongo que algunos de los plásticos encontrados puedan identificarse con los ya conocidos dañinos, como los bisfenoles?

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