El primer laboratorio científico de la historia

Ciencia y educación elemental



Del 8 al 18 del presente mes de febrero estuvo de visita en México Vernor Muñoz Villalobos, Relator Especial sobre el derecho a la educación del Consejo de Derechos Humanos de la ONU. La estancia de Vernor Muñoz incluyó visitas a Chiapas, Baja California, Nuevo León y el Distrito Federal, así como entrevistas con el Secretario de Educación, el Rector de la UNAM y la Directora del IPN. Al final de su estancia ofreció conferencias de prensa en la que dio a conocer algunas conclusiones de su visita a nuestro país, las cuales forman parte del informe que será presentado el próximo mes de junio al Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.

Entre otras cosas, Vernor Muñoz criticó la relación que mantiene la Secretaría de Educación Pública con el sindicato de maestros que calificó de “simbiosis atípica”, que si bien algunas veces ha resultado en colaboración, en otras ha representado una obstrucción. Se refirió igualmente a las oportunidades diferenciadas que en materia de educación tienen los diferentes grupos socioeconómicos en México. De manera específica señaló: "La conclusión preliminar después de realizar esta misión es que las exclusiones de las oportunidades educativas en México tienen destinatarios muy precisos, poblaciones marginadas, que se resume en una frase: las poblaciones pobres reciben una educación pobre".

La decisión de nombrar un Relator Especial fue tomada por la Comisión de Derechos Humanos de la ONU en el año de 1998. La encomienda de dicho relator se centra en el derecho a la educación tal como está enunciado en el artículo 26 de la Declaración Universal de Derechos Humanos. Esta declaración establece el derecho de toda persona a recibir instrucción elemental gratuita, así como el acceso generalizado a la educación superior en función de méritos individuales. Establece también como objetivo de la educación: “el pleno desarrollo de la personalidad humana y el fortalecimiento del respeto de los derechos humanos y las libertades fundamentales”.

En consonancia con lo anterior, –según el portal Universia-México–, durante su visita a la UNAM Vernor Muñoz señaló que la enseñanza no existe para resolver los problemas de los empleadores “pues de ser así se vería reducida a los mandatos determinados por la economía mundial”, sino que su objetivo es desarrollar las capacidades humanas que tienen que ver con la filosofía, las letras y el trabajo.

El objetivo último de la educación debe ser, por supuesto, el bienestar individual y colectivo de los miembros de una sociedad. El bienestar social de un país, sin embargo, está determinado en buena medida por su desarrollo económico y desde esta perspectiva la educación no debe desatender las necesidades de la economía.

Como lo ha manifestado la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, el desarrollo económico de un país depende de su capacidad de innovación y ésta a su vez del nivel educativo de su población. La innovación tecnológica requiere entonces de un sistema educativo formador de científicos e ingenieros de alta calificación, que en el caso de México no es lo suficientemente eficiente. Esto se hace evidente por el hecho de que un porcentaje significativo de los estudiantes que arriban a nuestras instituciones de educación superior no tiene la suficiente preparación académica y, lo que es más grave, la suficiente motivación para realizar estudios universitarios.

Se sabe que los niños en edad preescolar desarrollan actitudes negativas hacia actividades relacionadas con la ciencia en respuesta a una pobre percepción que ellos mismos tienen sobre sus propias habilidades en esta área. Estas actitudes negativas son un obstáculo para realizar exitosamente sus deberes escolares presentes y futuros alrededor de dichas actividades, y les impiden desarrollar un gusto por la ciencia que los impulse a decidirse en el futuro por una carrera científica.

En relación a este punto, en un artículo aparecido en el número de marzo del presente año de la revista de divulgación Scientific American, se señala la necesidad de impulsar la educación en ciencias en el nivel preescolar. Dicho artículo cita el trabajo desarrollado por un grupo de investigadores en la Universidad Purdue en Indiana, Estados Unidos (www.purduescientificliteracyproject.org), que desarrolló un programa para introducir a niños en edad preescolar a temas de ciencia, haciendo énfasis en el método científico de buscar respuestas a los fenómenos naturales. De acuerdo con investigaciones de dicho grupo, es posible cambiar actitudes negativas infantiles hacia la ciencia con un entrenamiento adecuado.

Introducir en México la educación científica en el nivel preescolar se ve lejano dados los enormes retos que enfrenta la educación elemental en nuestro país. En realidad, aún en un país desarrollado como lo es los Estados Unidos, presenta grandes dificultades. Sin embargo, la perspectiva de que los países industrializados en un futuro cercano implanten métodos educativos que los lleven a producir más y mejores científicos e ingenieros altamente calificados, es preocupante para un país como el nuestro que a estas alturas no ha logrado resolver sus graves problemas en materia de educación, como bien apuntó Vernor Muñoz.

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