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Una vez en las inmediaciones de Júpiter, Juno maniobró para entrar en órbita. La NASA escogió una órbita polar excéntrica que minimizara daños a los instrumentos de medición y a los paneles solares de la sonda por los cinturones de radiación que rodean a Júpiter. Se espera que Juno lleve a cabo un total de 37 órbitas, cada una con una duración de catorce días, y que se acerque hasta unos 4,300 kilómetros sobre la superficie de Júpiter. Al final de la misión, la NASA hará descender a la sonda de manera controlada hacia la atmósfera del planeta, en donde se desintegrará por las enormes presiones y el calor a los que se encontrará sujeta.
Ciertamente, la semana que hoy termina Júpiter atrajo mucha atención pública y en cierto modo se convirtió en una celebridad. Lo que, por lo demás, no debe haber quitado el sueño al planeta, pues no es la primera vez que ocurre. De hecho, de los planetas gigantes–Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno–, Júpiter ha sido el más estudiado por la agencia espacial estadounidense.
Previamente a la misión Juno, siete sondas fueron enviadas por la NASA a las inmediaciones de Júpiter. De éstas, la que mayor tiempo le dedicó fue Galileo, quese mantuvo en órbita alrededor del planeta entre 1995 y 2003. Las demás lo han explorado sólo de pasada, si bien han proporcionado una gran cantidad de información.La primerafue la Pioneer 10 que en diciembre de 1973 se acercó a unos 130,000 kilómetros de Júpiter en su camino hacia el espacio interestelar. El Pioneer 10 envió a la Tierra fotografías de Júpiter que superaron en resolución a lasque en esos momentos habían sido obtenidas desde nuestro planeta.
Por otro lado, la NASA no ha sido la única en interesarse en Júpiter. Lejos de esto, el planetaha dado siempre de que hablar. Incluso desde hace miles de años y antes de ser identificado como tal. Y hay razones para ello: en el firmamento aparece como la segunda estrella más brillante, sólo después de Venus.
Sabemos, por supuesto, que Júpiter no es una estrella y que si lo vemos como un punto luminoso essólo por la distancia a la que se encuentra. En la antigüedad, si bien no se conocían las distancias interestelares, ni Júpiter ni ninguno de los otros cuatro planetas visibles a simple vista –Mercurio, Venus, Marte y Saturno– eran consideradosestrellas ordinarias, pues se movían en el firmamento siguiendo trayectorias más complejas que las de las estrellas comunes.Tanto así que los griegos las llamaban estrellas errantesy los romanos les dieron nombres de dioses. Y entre los dioses romanos, Júpiter era el de mayor jerarquía.
Júpiter ha jugado papeles centrales a lo largo de la historia. En los inicios del siglo XVIIcontribuyó de manera determinante para echar abajo la suposicióno prejuicio geocéntrico prevaleciente entonces, según la cual la Tierra es el centro del universo y como tal todos los objetos que vemos en el firmamento giran a nuestro alrededor. Si bien el movimiento aparente de la Luna, el Sol y las estrellas ordinarias no contradice esta suposición, no puede decirse lo mismo con respecto a los planetas,que se mueven la mayor parte del tiempo en una dirección,pero que también en ocasiones se mueven en la dirección contraria.
Para explicar el movimiento complejo de los planetas –dentro del prejuicio geocéntrico– Claudio Ptolomeo hace casi dos mil años empleó un complicado modelo según el cual la Tierra estaba inmóvil en el centro del universo y los planetas giraban alrededor de un punto que a su vez giraba alrededor de la Tierra. A la distancia el modelo de Ptolomeoluce bastante artificial. Gozó, no obstante, de gran influencia por más de un milenio hasta que se encontró en el siglo XVIcon Nicolás Copérnico, que propugnaba por un modelo con el Sol ocupando el lugar de la Tierra.
La defunción del modelo geocéntrico ocurrió en 1610 cuando Galileo Galilei apuntó un rudimentario telescopio de su construcción hacia Júpiter ydescubrió un disco luminoso con tres puntos brillantes en su cercanía. En una segunda observación días después,los puntos originales habían cambiado de posición y había aparecido un cuarto punto. Galileo dedujo de manera correcta que los puntos luminosos eran satélites que orbitaban alrededor de Júpiter, los hoy conocidos como satélites galileanos en su honor.
Así, Galileo demostró con datos duros que no todos los objetos del firmamento tienen necesariamente que orbitar alrededor de la Terra y con esto quitó a nuestro planeta el lugar especial que erróneamente se le había adjudicado. Como consecuencia, resultó natural asumir que los fenómenos terrestres están gobernados por las mismas leyes físicas que gobiernan a los fenómenos celestialesy esto abrió camino para el desarrollo de la ciencia de la mecánica que serviría de modelo para el desarrollo de otras disciplinas científicas.Así, Júpiter, el planeta que ahora la NASA intenta conocer más a fondo, jugóun papel estelar, que no de estrella–al menos no de estrella ordinaria– en el desarrollo de la civilización occidental.
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