El primer laboratorio científico de la historia

Espacio para el asombro



¿Cuándo se descubrieron los rotíferos y quién fue su descubridor? No existe un acuerdo definitivo al respecto, pero se sabe que su existencia fue puesta de manifiesto por primera vez hacia el final del siglo XVIII, según algunos por el inglés John Harris y según otros por el holandés Antoni van Leeuwenhoek. De acuerdo con la Wikipedia, existen unas 2,200 especies de rotíferos y éstos son comunes a nuestro alrededor. A pesar de esto, tardamos en descubrirlos a causa de su pequeño tamaño.

En beneficio del lector, quizá valga la pena mencionar que -otra vez de acuerdo con la Wikipedia- los rotíferos son organismos que en su mayoría tienen un tamaño microscópico, entre un décimo de milímetro y medio milímetro, y que se encuentran en el charcos y estanques, lo mismo que en lugares húmedos. Dado su pequeño tamaño, para observar a los rotíferos en detalle Harris y Leeuwenhoek tuvieron que recurrir al uso de microscopios, primitivos, pero con los aumentos suficientes. En un artículo publicado en 1694 en la revista “Philosophical Transactions” de la Royal Society, Harris relata sus observaciones: “Examiné una pequeña gota de agua de lluvia que había estado en un recipiente de barro en mi ventana por cerca de dos meses…Vi allí un animal como un gran gusano que podía contraerse en una figura esférica y luego estirarse de nuevo; la punta de su cola aparece como un fórceps como el de una tijereta; pude ver claramente que abría y cerraba la boca, de donde salían frecuentemente burbujas de aire”.

Para los primeros afortunados que pudieron ver a través de un microscopio un mundo hasta entonces oculto, la experiencia tuvo que haber sido fascinante. Equivalente a la que experimentó Galileo cuando apuntó su telescopio hacia Júpiter y descubrió cuatro puntos brillantes -los satélites galileanos- orbitando a su alrededor. Hoy en día existen microscopios mucho más potentes que los que emplearon Harris y Leeuwenhoek que nos permiten ver al micromundo, y aun al nanomundo -mil veces más pequeño- con lujo de detalles. Si bien, posiblemente no con el mismo y mayúsculo asombro que experimentaron Harris y Leeuwnhoek, sí ciertamente sin dejar de fascinarnos.

Un ejemplo de lo anterior lo constituye el artículo publicado esta semana en la revista “International Journal of Molecular Sciences” por un grupo de investigadores encabezado por Katarzyna Turnau, de la Universidad de Cracovia, en Polonia. En dicho artículo, Turnau y colaboradores ponen de manifiesto un teatro de guerra que se lleva a cabo dentro de una gota de agua proveniente de una planta de tratamiento de aguas residuales, y en el que participan una cierta especie de rotíferos, por un lado, y una alianza de hongos microscópicos, bacterias y virus, por el otro. En esta guerra, los rotíferos son la parte agredida: los agresores se interesan en ellos en calidad de ganado para su alimentación y actúan en consecuencia. De hecho, como veremos, en lugar de guerra podríamos hablar de una masacre.

Empleando microscopios ópticos y microscopios electrónicos, Turnau y colaboradores pudieron seguir los detalles de las hostilidades. Como parte de la estrategia conjunta de ataque, los hongos establecen una red de filamentos con los cuales logran atrapar e inmovilizar al rotífero con la ayuda de bacterias adheridas a la superficies externas e internas de dichos filamentos. Seguido de esto, los filamentos penetran al interior de la presa para absorber nutrientes, al mismo tiempo que las bacterias adheridas a las paredes externas e internas de los filamentos se lanzan al abordaje, también en busca de nutrientes. Al final, el hongo retira el filamento del interior del rotífero, dejando sólo una carcaza con bacterias en su interior. Durante todo este proceso, Turnau y colaboradores encuentran gran cantidad de virus durante el proceso y aunque consideran que cumplen una parte activa en el mismo, no tienen de momento una claridad al respecto.

Ciertamente, aun a varios siglos de distancia desde la invención del microscopio hay amplio espacio para el asombro en nuestra exploración del mundo microscópico. En particular, el trabajo de Turnau y colaboradores nos demuestra que allá abajo puede haber guerras y alianzas tales como las que ocurren aquí arriba.

Comentarios

  1. Me gusta que use Wikipedia como referencia, porque aunque para muchos investigadores no les parece una fuente confiable, es información que se construye de manera colectiva y abierta

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    1. Qué tal Rafael, creo que wikipedia es en general confiable y además está abiertamente disponible a toda hora y es gratis. Aún para cuestiones técnicas la Wikipedia es muy útil. Por otro lado, aún la Enciclopedia Británica tiene errores. Y un costo, por supuesto.

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