Fotografías antiguas

Cuestión de matices

Si bien no es ampliamente conocido, hoy en día se acepta que Isaac Newton y Gottfried Wilhelm Leibniz inventaron de manera independiente el cálculo infinitesimal. No obstante, en vida de Newton y Leibniz, hace tres siglos y medio, se dio una controversia sobre su paternidad. Newton fue el primero en hacer uso de los conceptos del cálculo infinitesimal, pero Leibnitz fue el primero en publicar de manera formal sus ideas al respecto. De un modo u otro, el cálculo infinitesimal es ahora una asignatura básica en los programas universitarios de ciencia o ingeniería, como podría atestiguarlo cualquier estudiante de alguna de estas disciplinas.

Al margen de la controversia sobre la invención del cálculo infinitesimal, este es uno de los múltiples ejemplos de invenciones simultáneas que se han dado de manera recurrente a lo largo de la historia. Otro ejemplo es el sistema científico que en su momento se dio en la antigua Unión Soviética, que coexistió con el sistema científico de occidente, y que produjo avances científicos simultáneamente con el segundo.

En estas circunstancias, cabe preguntarse si los descubrimientos científicos y tecnológicos son producto de la inspiración de unos pocos superdotados o si bien son productos sociales que ocurren de manera natural y los grandes innovadores son simplemente la vía para que se den dichos descubrimientos. Esta posibilidad es comentada por Hyejin Youn en una entrevista que le hizo la revista “Physics Today” publicada por el American Institute of Physics el pasado 1 de diciembre. Youn es profesora de la Universidad de Seúl, Corea del Sur.

Youn es física de formación, pero profesionalmente está interesada en la aplicación de algunos métodos e ideas propias de la física en las ciencias sociales, incluyendo el estudio del proceso de innovación tecnológica. Con relación a esto, comenta Youn: “Los economistas suelen pensar que la innovación se desaceleró en Estados Unidos después de 1870. Antes de eso, teníamos las tecnologías de la máquina de vapor, el tren, el WC, y el teléfono. El entendimiento común era que había pocas novedades e invenciones tecnológicas posteriores a finales del siglo XIX”. Para comprobar hasta dónde son correctas estas opiniones, Youn y colaboradores llevaron a cabo un estudio con los textos de las patentes concedidas en los Estados Unidos alrededor de ese año. El objetivo de este estudio fue determinar qué tan a menudo aparecían palabras nuevas, lo que sería una medida de la innovación contenida en las patentes. Encontraron que, efectivamente, hay una disminución en la frecuencia con la que aparecen palabras nuevas alrededor de 1870, lo que indica que hubo un cierto cambio en esos momentos.

No obstante, Youn hace notar que, si la innovación se entiende en términos de combinar tecnologías existentes para desarrollar una nueva aplicación, dicho cambio desaparece y solamente se modifica la manera en que ocurrieron las innovaciones; a saber, combinando tecnologías existentes en contraposición con la generación de tecnologías completamente nuevas. Así, a lo largo del siglo XIX, aproximadamente la mitad de las innovaciones estaban basadas en una sola tecnología nueva, proporción que fue disminuyendo con el tiempo en favor de innovaciones basadas en la combinación de más de una tecnología ya existente. En este último caso, habría una manera adicional de medir la innovación en términos de lo diferentes que son las tecnologías que se combinan para generar una nueva aplicación. Y al respecto, Youn y colaboradores encuentran que en 1930 alrededor del 45 por ciento de las nuevas tecnologías combinadas se crearon con tecnologías cercanas, proporción que disminuyó al 30 por ciento en las décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial.

Basada en sus investigaciones, Youn sostiene que la innovación sería el resultado de un proceso social: “Mi modelo explica por qué los inventores suelen llegar al mismo descubrimiento al mismo tiempo. En el modelo, las ideas son como partículas en una red. No importa si fue Isaac Newton o Gottfried Leibniz quienes idearon el cálculo. O Charles Darwin o Alfred Russel Wallace quienes desarrollaron la teoría de la evolución por selección natural. Las conexiones se establecen al azar, y los inventores humanos actúan como vehículos para estos procesos”.

Así, según esta visión, si bien la creatividad ha tenido figuras fulgurantes a lo largo de la historia, sus logros han estado dirigidos por la evolución de la sociedad. Y en este sentido, habría quizá que matizar la frase atribuida a Isaac Newton: “Si he podido ver más lejos, es porque he estado sobre los hombros de gigantes”.

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